Elon Musk, el magnate que prometió revolucionar el gobierno de Estados Unidos, abandonó su rol en la Casa Blanca con un moretón en el ojo derecho, una imagen que parece resumir su tumultuosa experiencia en Washington. Tras 130 días como asesor especial de Donald Trump, Musk dejó el Despacho Ovalਨ
Oval con una mezcla de controversia y promesas incumplidas. Su misión era recortar un billón de dólares del presupuesto federal, pero los resultados quedaron muy lejos de las expectativas.
El viernes, durante su despedida oficial, Musk apareció con un ojo visiblemente hinchado y oscuro, un detalle que no pasó desapercibido. Explicó que el golpe fue accidental, causado por su hijo de cinco años, X, mientras jugaban. “Le dije que me diera un puñetazo en broma, y lo hizo”, comentó Musk, intentando restar importancia al incidente con una broma sobre no haber estado cerca de Francia, en referencia a un reciente altercado mediático.
La aventura de Musk en Washington estuvo marcada por un estilo provocador y poco convencional. Con camisetas de “soporte técnico” y botas de vaquero, rompió los moldes de la rígida etiqueta política. Dormía en un saco de dormir en un anexo de la Casa Blanca y llevaba a su hijo a reuniones oficiales, un contraste con el formalismo de la capital estadounidense.
Su objetivo era liderar una reforma radical del gobierno a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), pero los resultados fueron modestos. Prometió recortes de hasta dos billones de dólares, luego redujo la meta a uno, y finalmente logró apenas 150 mil millones, según reportes. La nueva ley de presupuestos, aprobada por el Congreso, incluso prevé un aumento del déficit.
Musk generó fricciones constantes. Sus enfrentamientos con altos funcionarios, como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, fueron notorios. Durante una visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, sus gritos se escucharon desde la antesala presidencial, evidenciando tensiones internas.
A pesar de las críticas, Trump defendió a Musk, llamándolo “un patriota increíble” y entregándole una llave simbólica de la Casa Blanca. El presidente destacó el trabajo de Musk en la modernización de sistemas gubernamentales, aunque muchos cuestionan la efectividad de sus reformas.
El paso de Musk por Washington deja un saldo de controversias. Su decisión de eliminar programas como USAID, sin evidencia sólida de corrupción, desató críticas de medios y analistas. Su estilo agresivo y sus acusaciones sin pruebas han polarizado opiniones sobre su influencia en el gobierno.
Mientras Musk regresa a sus empresas, su impacto en la política estadounidense sigue siendo debatido. Su ojo morado, más allá de la anécdota, simboliza para muchos un periodo de enfrentamientos y resultados cuestionables en la Casa Blanca.

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Elon Musk se despide de la Casa Blanca con un ojo morado y un legado de caos
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