Una plaga devastadora está afectando al sureste de México. Según datos oficiales, se han confirmado mil 677 casos de gusano barrenador en el país, con un impacto severo en estados como Chiapas, Tabasco y Campeche. Esta situación ha encendido las alarmas en el sector ganadero, donde la inacción parece agravar el problema.
Chiapas encabeza la lista de contagios con mil 015 casos reportados. Le siguen Tabasco con 399 y Campeche con 207. Otros estados como Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Oaxaca también registran casos, aunque en menor medida. La plaga, causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, no solo afecta a bovinos, sino también a equinos, porcinos, ovinos, caninos, caprinos, aves e incluso humanos.
Seis personas han sido infectadas por esta plaga en México, cinco en Chiapas y una en Campeche. Uno de los casos permanece hospitalizado, mientras que los otros han recibido el alta. La Secretaría de Salud ha señalado que la higiene es clave para prevenir más contagios, pero las medidas parecen insuficientes frente a la magnitud del brote.
El impacto económico es alarmante. El cierre de la frontera de Estados Unidos a las exportaciones de ganado mexicano, vigente desde el 11 de mayo, ha paralizado un comercio valuado en 150 millones de dólares. Cada día, 5 mil 700 cabezas de ganado dejan de exportarse, lo que representa una pérdida diaria de millones para los ganaderos.
La Unión Ganadera Regional de Chihuahua ha exigido acciones urgentes. Su presidente, Álvaro Bustillos, señaló que sin una revisión técnica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, no hay claridad sobre la reapertura de la frontera. La propuesta de regionalización para blindar estados exportadores como Chihuahua, Sonora y Coahuila aún no recibe luz verde.
Mientras tanto, el gobierno federal ha extendido por seis meses la emergencia sanitaria en el sur del país. Sin embargo, la falta de controles efectivos en la frontera con Guatemala, por donde ingresan miles de cabezas de ganado sin inspección, agrava la crisis. Ganaderos locales denuncian que el descontrol en la frontera sur es un factor clave en la propagación.
En Chihuahua, las autoridades han reforzado la vigilancia en las entradas de ganado para evitar la llegada del gusano barrenador. Se han implementado inspecciones rigurosas y protocolos como baños de ivermectina, pero la amenaza persiste. La coordinación con Estados Unidos sigue siendo un punto crítico para resolver la crisis.
La Secretaría de Agricultura asegura estar haciendo todo lo posible, pero los resultados son cuestionables. La plaga, erradicada en México desde 1991, ha resurgido con fuerza, poniendo en riesgo no solo la economía ganadera, sino también la salud pública. La población debe extremar precauciones, especialmente en zonas rurales.
El panorama es preocupante. Con el verano acercándose, expertos advierten que el calor podría acelerar la propagación del gusano barrenador. La falta de una estrategia clara y efectiva por parte del gobierno federal mantiene en vilo a productores y ciudadanos.
La situación exige respuestas inmediatas. Mientras el gobierno de Claudia Sheinbaum promete soluciones, el tiempo corre y las pérdidas se acumulan. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo permitirá el gobierno que esta plaga siga avanzando sin control?

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Alerta sanitaria en México: el gusano barrenador amenaza al sureste y frena exportaciones
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