En un nuevo capítulo de la lucha contra el crimen organizado, autoridades federales y estatales dieron un golpe contundente al robo de combustible en Tabasco. En un predio ubicado en la ranchería Plátano y Cacao, en el municipio de Centro, se aseguraron más de 3 millones de litros de hidrocarburo robado, conocido como “huachicol”. La operación, realizada en la carretera Costera del Golfo, dejó al descubierto una red de almacenamiento ilícito que pone en jaque la seguridad energética del país.
El operativo fue encabezado por Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien destacó la magnitud de este decomiso. Las fuerzas de seguridad no solo recuperaron 3 millones 123 mil 200 litros de combustible, sino que también incautaron 18 vehículos, tres equipos de maquinaria especializada y 3 mil 904 contenedores metálicos. Todo esto evidencia la escala de las operaciones ilegales que afectan a Petróleos Mexicanos (Pemex).
La acción fue resultado de un trabajo de inteligencia coordinado entre múltiples instituciones. La Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal trabajaron en conjunto. También participaron la Secretaría de Seguridad de Tabasco, Protección Civil, Bomberos y el área de Logística de Pemex, demostrando un esfuerzo conjunto para frenar esta actividad ilícita.
El predio en cuestión, ubicado en la carretera Cárdenas-Villahermosa, fue identificado tras meses de vigilancia fija y móvil. Las autoridades utilizaron tecnología avanzada para recabar pruebas suficientes, lo que permitió a un juez de control autorizar la orden de cateo. Este nivel de planeación revela la complejidad de las redes dedicadas al robo de combustible en México.
Una vez ejecutado el cateo, el lugar quedó sellado y bajo resguardo policial. Todo lo decomisado fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal, que ahora continuará con las investigaciones para identificar a los responsables. Este aseguramiento no solo representa una pérdida millonaria para los criminales, sino también un mensaje claro contra el “huachicol”.
El robo de combustible, una práctica que hatheft of fuel, known as “huachicol,” has long been a thorn in the side of Mexico’s economy and security. Between 2019 and 2024, Pemex reported losses exceeding 75 billion pesos due to this illegal activity. The scale of these operations highlights the deep-rooted challenge that authorities face in combating this crime.
This latest operation in Tabasco adds to a series of recent seizures across Mexico. Just weeks ago, another 1.5 million liters of stolen fuel were confiscated in Comalcalco, Tabasco, showing that the region remains a hotspot for such activities. The persistence of these crimes raises questions about the effectiveness of current strategies to curb them.
Despite the success of this operation, the fight against fuel theft is far from over. Authorities continue to face challenges in dismantling the networks that profit from this illicit trade. The involvement of organized crime adds a layer of complexity, as these groups often operate with sophisticated methods and international connections.
The impact of “huachicol” extends beyond financial losses. Illegal storage sites like the one in Plátano y Cacao pose significant risks to nearby communities, including potential environmental damage and safety hazards. This underscores the urgency of addressing the issue comprehensively.
This seizure marks a significant step, but the road ahead remains long. The coordinated efforts of federal and state forces in Tabasco demonstrate a commitment to tackling this issue, yet the scale of the problem suggests that much more needs to be done to protect Mexico’s resources and ensure public safety.