La economía de Estados Unidos mostró un ligero repunte en el consumo durante abril, impulsado por la pausa de 90 días en los aranceles “recíprocos” anunciada por el presidente Donald Trump. Esta decisión, que redujo temporalmente las tensiones comerciales, generó un respiro en los mercados y un aumento en el gasto de los hogares, según datos recientes del Departamento de Comercio.
El índice de gasto personal en Estados Unidos creció un 0.5% en abril, superando las expectativas de los analistas, que anticipaban un incremento más moderado. Este repunte se atribuye a la percepción de estabilidad tras la suspensión de aranceles, lo que permitió a los consumidores sentirse más confiados para gastar en bienes y servicios.
Sin embargo, no todo es optimismo. Aunque la pausa arancelaria alivió las presiones inmediatas, los aranceles base del 10% sobre la mayoría de los países, y del 145% sobre China, siguen vigentes. Esto ha generado preocupaciones sobre el impacto a largo plazo en los precios y la economía, especialmente para los consumidores estadounidenses que enfrentan costos crecientes.
El sector minorista fue uno de los grandes beneficiados. Las ventas de ropa, electrónicos y bienes de consumo registraron un aumento notable, ya que las empresas aprovecharon la ventana de 90 días para importar productos a menor costo. Sin embargo, los expertos advierten que este auge podría ser temporal si los aranceles regresan con fuerza.
La inflación, por su parte, mostró una leve desaceleración. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) reportó un crecimiento anual del 2.4% en abril, ligeramente por debajo de lo esperado. Esto dio un respiro a la Reserva Federal, que mantiene las tasas de interés entre 4.25% y 4.5%, aunque los riesgos de una inflación persistente no han desaparecido.
El comercio internacional sigue siendo un punto crítico. Las importaciones hacia Estados Unidos aumentaron un 4.4% en marzo, lo que amplió el déficit comercial a un récord de 140,500 millones de dólares. Esta dinámica refleja cómo las empresas se apresuraron a importar antes de posibles nuevos incrementos arancelarios, lo que podría saturar los inventarios en los próximos meses.
A pesar del alivio temporal, los economistas advierten que la incertidumbre persiste. La pausa arancelaria no incluyó a China, donde los gravámenes subieron al 145%, lo que intensificó las tensiones comerciales. Beijing respondió con aranceles del 125% a productos estadounidenses, complicando aún más el panorama global.
El impacto en los consumidores estadounidenses es innegable. Aunque el aumento en el consumo refleja un momento de confianza, los precios de productos esenciales como el café, la ropa y los automóviles podrían subir si las tensiones comerciales escalan nuevamente. Los hogares de ingresos bajos y medios serían los más afectados.
Por ahora, la economía estadounidense parece navegar un periodo de calma relativa. Sin embargo, con la pausa arancelaria programada para terminar en julio, las decisiones de la administración Trump y las respuestas de sus socios comerciales definirán si este repunte en el consumo es sostenible o solo un espejismo.
Los mercados globales, mientras tanto, observan con cautela. La tregua parcial ha dado un impulso a las bolsas, pero la volatilidad persiste. Los inversionistas saben que la política comercial de Trump sigue siendo impredecible, y el futuro económico dependerá de las negociaciones en los próximos meses.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
Estadounidenses Aumentan Consumo Tras Pausa Arancelaria: ¿Alivio Temporal o Calma Antes de la Tormenta?
Compartir: