La presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado una nueva controversia al responder a las acusaciones sobre supuestas “estructuras gubernamentales” que estarían manipulando la elección judicial del próximo 1 de junio. Durante su conferencia matutina, la mandataria se defendió de las críticas y exigió pruebas concretas sobre las presuntas irregularidades, poniendo en el centro del debate la transparencia del proceso electoral.
Sheinbaum reaccionó a la difusión de los llamados “acordeones”, listas que circularon en redes sociales y en físico, señaladas por promover a candidatos afines al oficialismo para los cargos de jueces, magistrados y ministros. La presidenta insistió en que no hay evidencia de que el gobierno esté detrás de estas prácticas, desafiando a quienes la acusan a presentar denuncias formales.
La elección judicial, que busca renovar el Poder Judicial con la votación popular, ha sido cuestionada por su organización y falta de claridad. Sheinbaum, en un tono firme, dejó claro que la responsabilidad de garantizar un proceso limpio recae en el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral, a quienes pidió intervenir ante cualquier anomalía.
La mandataria aprovechó para destacar que la participación ciudadana es la clave para una elección democrática. Según Sheinbaum, el pueblo de México es quien garantiza la legitimidad del proceso, y llamó a la población a votar libremente, sin presiones, en los comicios que definirán el futuro de la justicia en el país.
Sin embargo, las críticas no cesan. Organizaciones y sectores de la oposición han advertido que los “acordeones” podrían ser una estrategia para influir en el voto, lo que pone en entredicho la imparcialidad del proceso. La presidenta, en respuesta, señaló que también ha habido listas similares promovidas por la oposición, intentando equilibrar las acusaciones.
Sheinbaum insistió en que el voto debe ser “libre, secreto y directo”, y que cualquier irregularidad debe ser investigada por las autoridades electorales. Sin embargo, su negativa a aceptar responsabilidad directa ha generado escepticismo entre quienes ven en estas prácticas un intento de controlar el Poder Judicial desde el Ejecutivo.
El proceso de elección judicial, inédito en México, ha sido promovido por el gobierno de Morena como un avance hacia una democracia más participativa. No obstante, las dudas sobre su ejecución persisten, especialmente por la falta de recursos y la logística compleja que implica una elección de esta magnitud.
La controversia también ha reavivado el debate sobre la influencia del gobierno en las instituciones autónomas. Mientras Sheinbaum defiende la transparencia de su administración, las acusaciones de manipulación electoral podrían erosionar la confianza en un proceso que se presenta como histórico.
La presidenta, visiblemente molesta, cuestionó la falta de pruebas y llamó a los ciudadanos a no dejarse llevar por rumores. Su mensaje busca calmar las aguas, pero el escándalo de los “acordeones” sigue alimentando la incertidumbre a pocos días de la elección.
Con el INE y el Tribunal Electoral bajo presión, el desenlace de esta controversia definirá si la elección judicial cumple con las expectativas de transparencia o si se convertirá en un nuevo capítulo de polarización política en México.