La propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales en México sigue generando debate, y ahora surge una nueva idea que podría cambiar el panorama laboral: las contrataciones por hora. Esta iniciativa, planteada por empresarios en Chihuahua, busca adaptarse a la reforma laboral que se discute en el Congreso, pero no está exenta de controversias. ¿Es esta la solución para mantener la productividad o un riesgo para los trabajadores?
La reducción de la jornada laboral, impulsada como una de las promesas de campaña de la presidenta Claudia Sheinbaum, pretende mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Sin embargo, en el sector empresarial, especialmente en regiones industriales como Chihuahua, la preocupación es evidente. Los empresarios advierten que trabajar menos horas podría afectar la producción, especialmente en industrias manufactureras que dependen de procesos intensivos en mano de obra.
Ante este escenario, la idea de contratar trabajadores por hora ha ganado fuerza. Según representantes del sector industrial, esta modalidad permitiría a las empresas cubrir las horas faltantes sin comprometer sus operaciones. La flexibilidad de este esquema, aseguran, podría ser clave para adaptarse a la nueva jornada laboral sin recurrir a despidos o a una costosa automatización de procesos.
Sin embargo, no todos ven esta propuesta con buenos ojos. Líderes sindicales y algunos legisladores advierten que las contrataciones por hora podrían precarizar aún más el empleo en México. Sin un marco legal claro, esta modalidad podría derivar en salarios más bajos, menos prestaciones y una mayor inestabilidad laboral para miles de trabajadores, especialmente en sectores vulnerables.
El presidente de Index en Chihuahua, René Espinosa Terrazas, señaló que la reducción de la jornada laboral no es un tema nuevo en el mundo. Países como Chile han implementado esta medida de forma gradual, tomando años para ajustar sus economías. En México, la falta de gradualidad en la propuesta actual preocupa a los empresarios, quienes temen que un cambio abrupto afecte la competitividad del país.
Por su parte, el gobierno federal insiste en que la reforma es una prioridad legislativa. Diputados de Morena y partidos aliados han propuesto incluir la discusión en un periodo extraordinario del Congreso, buscando aprobar la reducción antes de septiembre. Sin embargo, la falta de consenso con el sector empresarial podría retrasar el proceso o generar tensiones adicionales.
La Coparmex en Chihuahua también ha alzado la voz, pidiendo un diálogo tripartito entre gobierno, empresarios y trabajadores. Proponen incentivos fiscales, como la deducción al 100% de prestaciones laborales, para facilitar la transición. Sin estas medidas, advierten, las pequeñas y medianas empresas podrían enfrentar serias dificultades para adaptarse.
Otro punto en la mesa es la productividad, un talón de Aquiles para México. Según datos de la OCDE, el país ocupa uno de los últimos lugares en este rubro entre sus miembros. La reducción de la jornada laboral, sin estrategias claras para impulsar la eficiencia, podría agravar esta situación, afectando tanto a empresas como a trabajadores.
Mientras el debate continúa, la idea de las contrataciones por hora pone sobre la mesa un dilema: ¿es posible equilibrar los derechos laborales con la competitividad económica? En Chihuahua, una de las regiones más productivas del país, la respuesta a esta pregunta podría definir el futuro del empleo en México.
A medida que se acerca la discusión en el Congreso, los ojos están puestos en cómo el gobierno de Sheinbaum manejará este desafío. La promesa de una mejor calidad de vida para los trabajadores es atractiva, pero sin un plan sólido, las contrataciones por hora podrían convertirse en una solución temporal con consecuencias a largo plazo.

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Contrataciones por hora: ¿La solución o un nuevo problema ante la reducción de la jornada laboral?
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