La Ciudad de México ha puesto en marcha el programa Tlaloque, un esfuerzo del gobierno local para enfrentar los riesgos de la temporada de lluvias. Encabezado por la jefa de gobierno, Clara Brugada, este plan busca coordinar a diversas dependencias para prevenir inundaciones y atender emergencias en las 16 alcaldías. Sin embargo, la ambiciosa iniciativa llega en medio de cuestionamientos sobre la capacidad real del gobierno para responder a las crisis climáticas.
El plan Tlaloque incluye una inversión de mil 570 millones de pesos, destinada principalmente a mejorar el sistema de drenaje de la capital. Según las autoridades, esta renovación es clave para evitar saturaciones en las redes hidráulicas, que año tras año colapsan en varias zonas de la ciudad. Las promesas de modernización suenan bien, pero los capitalinos saben que las inundaciones son un problema recurrente que no se resuelve con discursos.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, junto con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, el Heroico Cuerpo de Bomberos y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, forman el núcleo de este operativo. La coordinación entre estas instituciones es presentada como una fortaleza, pero la historia reciente de la ciudad muestra que la burocracia y la falta de acción oportuna suelen complicar las cosas cuando las lluvias azotan.
Entre las medidas destacadas está el despliegue de brigadas especializadas equipadas con tecnología avanzada para atender emergencias de forma rápida. Estas brigadas estarán distribuidas estratégicamente en puntos críticos de la ciudad, donde las inundaciones son más frecuentes. Sin embargo, la ciudadanía se pregunta si estas brigadas serán suficientes para cubrir una metrópoli de más de 9 millones de habitantes.
El gobierno capitalino también anunció la modernización del Sistema de Alerta Temprana, que busca informar a la población sobre los riesgos climáticos en tiempo real. Esta herramienta podría ser útil, pero su efectividad dependerá de qué tan bien se comunique con los ciudadanos y si las alertas llegan a quienes más las necesitan, especialmente en las zonas más vulnerables.
Clara Brugada destacó que la prevención es la prioridad de su administración, pero los antecedentes de Morena en la ciudad generan escepticismo. Las lluvias del pasado han dejado imágenes de avenidas convertidas en ríos y colonias enteras bajo el agua, mientras las autoridades parecen reaccionar siempre un paso atrás. La confianza en este nuevo plan no está garantizada.
El programa Tlaloque también incluye acciones para involucrar a la ciudadanía, como evitar tirar basura en las calles y coladeras, que contribuyen a los taponamientos. Aunque es un llamado razonable, la responsabilidad no puede recaer únicamente en los ciudadanos mientras el sistema de drenaje sigue siendo insuficiente para las necesidades de la ciudad.
Las lluvias en la Ciudad de México no son solo un fenómeno natural, sino un desafío que pone a prueba la capacidad de planeación y respuesta del gobierno. Con el cambio climático intensificando las precipitaciones, los capitalinos esperan que Tlaloque no sea solo un anuncio más, sino un plan que realmente marque la diferencia.
La temporada de lluvias, que va de mayo a noviembre, ya está aquí, y las primeras tormentas pondrán a prueba la efectividad de este operativo. Mientras tanto, los habitantes de la capital seguirán atentos, esperando que esta vez las promesas se traduzcan en acciones concretas y no en más excusas.
El gobierno de Morena en la Ciudad de México tiene una oportunidad para demostrar que puede manejar una crisis que afecta a millones. Pero si Tlaloque no cumple, las críticas no se harán esperar, y los charcos en las calles serán el menor de sus problemas.

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Ciudad de México activa el plan Tlaloque para enfrentar las lluvias, pero ¿será suficiente?
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