Tom Homan, designado como “zar de la frontera” por el presidente Donald Trump, ha anunciado un incremento drástico en los operativos migratorios en Estados Unidos. En un mensaje contundente, Homan afirmó que la administración no está satisfecha con el ritmo actual de detenciones de migrantes indocumentados, por lo que intensificarán las acciones en todo el país.
El funcionario señaló que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estarán presentes en ciudades, vecindarios y lugares de trabajo. Esta estrategia busca cumplir con la promesa de campaña de Trump de realizar deportaciones masivas, un tema central de su segundo mandato.
Homan advirtió que ninguna zona de Estados Unidos quedará exenta de estas operaciones, incluyendo las llamadas “ciudades santuario”, donde las autoridades locales han limitado la cooperación con las políticas migratorias federales. Según el zar, estas ciudades enfrentarán consecuencias si no colaboran con ICE.
La administración Trump ha priorizado la seguridad fronteriza desde el inicio de su segundo mandato. En febrero, las detenciones de migrantes indocumentados en la frontera con México cayeron un 94% en comparación con el año anterior, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Este dato refleja el impacto de las nuevas órdenes ejecutivas.
Sin embargo, Homan insiste en que los números actuales no son suficientes. La Casa Blanca enfrenta presiones internas para acelerar las deportaciones, especialmente de aquellos migrantes con antecedentes penales o con órdenes de expulsión pendientes.
El anuncio ha generado preocupación entre comunidades migrantes y organizaciones defensoras de derechos humanos. En ciudades como Chicago, activistas han instado a los inmigrantes a conocer sus derechos constitucionales, independientemente de su estatus migratorio.
Homan también ha mencionado el uso de tecnología avanzada, como software de reconocimiento facial y lectores de matrículas, para identificar y detener a migrantes indocumentados. Estas herramientas, según él, permitirán operativos más precisos y efectivos.
El gobierno de Trump ha reiterado su postura de mano dura contra la migración irregular, asociándola con problemas de seguridad nacional. La designación de áreas fronterizas como zonas militares y la colaboración con México para frenar el flujo migratorio son parte de esta estrategia.
Mientras tanto, las organizaciones de apoyo a migrantes advierten sobre el impacto humano de estas políticas. Miles de personas podrían enfrentar la deportación, lo que podría separar familias y generar tensiones en comunidades a lo largo de Estados Unidos.
El debate sobre la migración sigue polarizando al país, con posturas encontradas entre quienes apoyan las medidas de Trump y quienes las consideran una violación a los derechos humanos. Por ahora, los operativos masivos parecen ser solo el comienzo de una política migratoria más estricta.