La presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado una nueva controversia al anunciar la eliminación del artículo 142 de la Ley de Telecomunicaciones, una decisión que, según ella, busca acallar las críticas sobre posibles intentos de censura. Esta medida, presentada en su conferencia matutina desde Palacio Nacional, llega en medio de un intenso debate sobre la regulación de plataformas digitales y el acceso a la información en México.
La reforma a la Ley de Telecomunicaciones, impulsada por el gobierno de Morena, tenía como objetivo original regular aspectos relacionados con internet, telefonía y bandas satelitales. Sin embargo, el artículo 142, que otorgaba facultades a la Agencia de Transformación Digital para supervisar plataformas digitales, generó sospechas. La oposición acusó al gobierno de intentar controlar la libertad de expresión, un tema que ha sido recurrente en la administración actual.
Sheinbaum aseguró que la eliminación de este artículo frenará cualquier discusión sobre censura. Según sus palabras, la reforma no busca limitar la libertad de expresión, sino fortalecerla. Sin embargo, sus declaraciones no han convencido a todos, especialmente porque el gobierno ha sido señalado por su manejo opaco de la información y su relación tensa con los medios.
El contexto de esta decisión es clave. México enfrenta un entorno donde la desinformación y las fake news proliferan en plataformas digitales. La propuesta inicial del artículo 142 buscaba establecer un marco regulatorio, pero críticos argumentan que podría haber sido usado para silenciar voces disidentes. La rapidez con la que Sheinbaum decidió eliminarlo sugiere una reacción a la presión pública más que una estrategia clara.
La oposición no ha tardado en reaccionar. Diversos líderes han señalado que esta maniobra es solo una cortina de humo para desviar la atención de otros problemas, como la inseguridad y la crisis económica. Algunos incluso han acusado al gobierno de Morena de improvisar en temas tan delicados como la regulación de las telecomunicaciones, un sector vital para el desarrollo del país.
Por otro lado, la presidenta insistió en que la reforma fortalecerá los derechos de las audiencias y las radios comunitarias. Según Sheinbaum, el objetivo es garantizar una información veraz y accesible para todos los mexicanos. Sin embargo, estas promesas contrastan con las críticas de quienes ven en el gobierno una tendencia a centralizar el poder y limitar el pluralismo.
El debate sobre la libertad de expresión no es nuevo en México. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, antecesor de Sheinbaum, las conferencias mañaneras fueron escenario de constantes señalamientos contra periodistas y medios. La eliminación del artículo 142 podría interpretarse como un intento de Morena por suavizar su imagen, pero también como una señal de que el gobierno cede ante las críticas sin un plan sólido.
Mientras tanto, el panorama de las telecomunicaciones en México sigue siendo complejo. La conectividad en zonas rurales sigue siendo limitada, y la regulación de plataformas digitales plantea retos que van más allá de un solo artículo. La decisión de Sheinbaum deja más preguntas que respuestas sobre el rumbo que tomará el país en este ámbito.
La controversia en torno a esta reforma refleja las tensiones entre el gobierno de Morena y una sociedad que exige transparencia y claridad. Aunque Sheinbaum insiste en que su prioridad es el bienestar del pueblo, sus decisiones siguen siendo cuestionadas por quienes ven en ellas un intento de consolidar el control político.
El futuro de la Ley de Telecomunicaciones dependerá de cómo el Congreso aborde el resto de la reforma. Por ahora, la eliminación del artículo 142 no resuelve las dudas sobre la verdadera intención del gobierno. México sigue observando, esperando que las palabras de la presidenta se traduzcan en hechos que realmente beneficien a todos.