La economía estadounidense sufrió un duro golpe en el primer trimestre de 2025, al registrar una contracción del 0.3 por ciento a tasa anualizada, según datos preliminares de la Oficina de Análisis Económico. Este retroceso marca la primera caída del Producto Interno Bruto (PIB) desde 2022 y coincide con el inicio del segundo mandato de Donald Trump como presidente.
El descenso del PIB se atribuye principalmente a un aumento masivo de las importaciones, que se restan en el cálculo del crecimiento económico. Las empresas, anticipándose a los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump, aceleraron sus compras al exterior, lo que disparó el déficit comercial a niveles récord.
En el último trimestre de 2024, la economía de Estados Unidos había crecido a una tasa anualizada del 2.4 por ciento, lo que resalta la abrupta desaceleración registrada en los primeros meses de 2025. Este cambio de tendencia ha generado preocupación entre analistas y mercados financieros.
El gasto de los consumidores, que representa dos tercios de la economía estadounidense, creció a un ritmo más lento, pasando de un 4 por ciento en el último trimestre de 2024 a un 1.8 por ciento en el primer trimestre de 2025. Este enfriamiento refleja una menor confianza en el panorama económico.
Las importaciones de bienes se dispararon a una tasa anualizada del 41.3 por ciento, la más alta en casi cinco años. Este aumento se debe en gran parte a las políticas arancelarias de Trump, que han generado incertidumbre y llevado a las empresas a acumular inventarios antes de que entren en vigor nuevas tarifas.
A pesar de la contracción, algunos sectores mostraron resistencia. La inversión empresarial en equipos creció a una tasa del 22.5 por ciento, impulsada por la producción de aviones comerciales tras el fin de una huelga en Boeing. Sin embargo, este repunte no fue suficiente para compensar el impacto negativo de las importaciones.
El déficit comercial alcanzó un máximo histórico de 161,985 millones de dólares en marzo de 2025, un incremento del 74.6 por ciento en comparación con el mismo mes del año anterior. Este desbalance ha sido señalado como uno de los principales factores que lastraron el crecimiento económico.
La inflación también mostró señales preocupantes, con un indicador clave acelerándose al 3.5 por ciento, el nivel más alto en un año. Esto ha generado incertidumbre sobre las futuras decisiones de la Reserva Federal, que podría mantener los tipos de interés elevados para controlar los precios.
Wall Street reaccionó de inmediato a los datos, con caídas cercanas al 2 por ciento en los principales índices bursátiles. Los inversionistas temen que launde que la economía estadounidense pueda estar al borde de una recesión, lo que agrava las preocupaciones sobre el impacto a largo plazo de las políticas comerciales de Trump.
Analistas sugieren que el fuerte aumento de las importaciones podría ser un fenómeno temporal, ya que las empresas podrían estar adelantando compras para evitar costos adicionales por aranceles. Sin embargo, la incertidumbre sobre la inflación y el consumo sugiere que la recuperación económica podría enfrentar desafíos significativos en los próximos meses.