Julieta Makintach, la jueza que formaba parte del tribunal en el juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, fue suspendida por 90 días por la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires. La decisión llega tras un escándalo que sacudió el proceso judicial, uno de los más mediáticos en Argentina, debido a la grabación no autorizada de un documental titulado Justicia Divina, en el que la magistrada era la protagonista.
Makintach, de 47 años y con más de dos décadas de experiencia en el Poder Judicial, integraba el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro. Su participación en el juicio, que investiga las responsabilidades médicas en el fallecimiento del ícono del fútbol, quedó en entredicho tras descubrirse que permitió filmaciones en los tribunales sin el consentimiento de las partes involucradas. Las imágenes, que incluían tomas de la jueza en su despacho y durante las audiencias, generaron una fuerte controversia.
El escándalo estalló cuando el fiscal Patricio Ferrari presentó pruebas contundentes, incluyendo un tráiler del documental y un guion que detallaba una serie de seis episodios centrada en Makintach. Las grabaciones, realizadas en parte el domingo 9 de marzo sin autorización para usar las instalaciones judiciales, mostraban a la jueza posando y ensayando frases frente a la cámara, lo que fue interpretado como una falta grave a la imparcialidad y sobriedad esperadas de su cargo.
La Universidad Austral, donde Makintach impartía clases de Derecho Penal, también tomó medidas drásticas. La institución la suspendió de sus funciones docentes por tiempo indeterminado y abrió un sumario para investigar su conducta. Esta decisión se suma a la presión sobre la jueza, quien además enfrenta una investigación penal por posible incumplimiento de deberes y otros delitos relacionados con su actuación.
Durante la audiencia del martes 27 de mayo, Makintach intentó defenderse, asegurando que no había cometido ilícitos y que las grabaciones eran parte de una entrevista para acercar la justicia a la sociedad. Sin embargo, las pruebas presentadas por la fiscalía, que incluyeron testimonios de un camarógrafo confirmando que el documental se centraba en ella, debilitaron su posición. La jueza finalmente aceptó su recusación y renunció al tribunal.
El impacto de este escándalo pone en riesgo la continuidad del juicio por la muerte de Maradona, iniciado el 11 de marzo y en el que ya han declarado más de 40 testigos, incluidas las hijas del exfutbolista, Dalma, Gianinna y Jana. La fiscalía solicitó la designación de un nuevo tribunal, argumentando que la participación de Makintach compromete la validez del proceso, mientras que algunos abogados defensores propusieron reemplazar únicamente a la jueza.
El jueves 29 de mayo, los jueces Maximiliano Savarino y Verónica Di Tommaso anunciarán si el juicio continúa con un nuevo magistrado o si se declara nulo, lo que obligaría a reiniciar el proceso. Esta situación ha generado indignación entre los familiares de Maradona, con Gianinna expresando su decepción y tristeza por lo ocurrido.
Makintach, hija del reconocido juez Juan Makintach y hermana de un socio de la productora Pegsa, inicialmente señalada en el caso, ha sido criticada por su perfil público activo. En redes sociales, donde compartía imágenes personales y reflexiones sobre la justicia, su conducta contrastaba con la discreción esperada en un distrito judicial conservador como San Isidro.
La suspensión de 90 días impuesta por la Corte Suprema bonaerense es solo el inicio de las consecuencias para Makintach. La magistrada enfrenta posibles pedidos de juicio político y la pérdida de sus fueros, lo que podría derivar en una investigación penal más profunda. Mientras tanto, el caso Maradona queda en un limbo judicial, a la espera de una resolución que garantice justicia para el ídolo argentino.