La noche del martes, la ciudad de Chihuahua se vio sacudida por un nuevo episodio de violencia que dejó a dos personas heridas en dos colonias distintas. En Riberas de Sacramento, un hombre fue atacado a balazos en plena vía pública, mientras que en Punta Oriente otra víctima sufrió heridas de arma de fuego en un hecho separado. La sangre vuelve a correr en las calles, evidenciando el descontrol que persiste en materia de seguridad.
En Riberas de Sacramento, los hechos ocurrieron en el cruce de las calles Río Zaire y Río Ural. Según reportes, un hombre de aproximadamente 30 años fue sorprendido por sujetos armados que dispararon en su contra sin mediar palabra. La víctima, gravemente herida, fue trasladada de urgencia a un hospital por paramédicos de la Cruz Roja. Las autoridades acordonaron la zona, pero los responsables huyeron sin dejar rastro.
Minutos después, en la colonia Punta Oriente, otro ataque armado dejó a un segundo hombre herido. En las calles Punta la Luneta y Punta las Parras, un sujeto a bordo de una motocicleta abrió fuego contra un hombre de 35 años, quien recibió al menos dos impactos de bala. Familiares de la víctima lo trasladaron a un hospital en un vehículo particular antes de que llegaran los servicios de emergencia.
La Policía Municipal acudió a ambos escenarios, recolectando casquillos de 9 milímetros en Punta Oriente, evidencia de la violencia desatada. Sin embargo, los agresores en ambos casos lograron escapar, dejando tras de sí un panorama de miedo y desamparo entre los vecinos. Las calles, lejos de ser seguras, se han convertido en zonas de riesgo constante.
La ola de violencia en Chihuahua no es un hecho aislado. Colonias como Riberas de Sacramento y Punta Oriente han sido señaladas como focos rojos por las autoridades debido a los constantes reportes de disparos y hallazgos de cuerpos. A pesar de los operativos de seguridad, los resultados son escasos, y la ciudadanía vive bajo la sombra del temor.
El gobierno estatal y municipal, encabezados por el PAN, enfrentan críticas por su incapacidad para frenar la inseguridad. Aunque se han implementado estrategias como patrullajes y células mixtas, los ataques armados no cesan. La falta de coordinación y resultados concretos ha generado un sentimiento de frustración entre los chihuahuenses.
Mientras tanto, los hospitales de la ciudad reciben a las víctimas de esta violencia desbordada. Los heridos, si sobreviven, enfrentan largos procesos de recuperación, y sus familias cargan con el peso de la incertidumbre. La pregunta que resuena en las calles es la misma: ¿hasta cuándo seguirán los balazos sin que nadie responda?
Este nuevo capítulo de violencia en Chihuahua pone en evidencia un problema que parece no tener fin. La ciudadanía exige respuestas, pero las autoridades locales, atrapadas en promesas y discursos, no logran devolver la tranquilidad. Las calles de Riberas de Sacramento y Punta Oriente son testigos de un abandono que duele y alarma.
La investigación de ambos casos está en manos de la Fiscalía General del Estado, pero los avances son lentos. Los responsables siguen libres, y la impunidad se mantiene como una constante en estos hechos. La sociedad chihuahuense, cansada de la violencia, espera medidas reales que vayan más allá de las estadísticas y los informes oficiales.
La inseguridad en Chihuahua no da tregua, y los hechos de esta noche son una muestra más de un problema que se agrava. Mientras las autoridades no actúen con firmeza, las colonias de la ciudad seguirán siendo escenario de balas y sangre. La paz, por ahora, parece un sueño lejano para los habitantes de Riberas de Sacramento y Punta Oriente.

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Violencia sin freno en Chihuahua: dos baleados en Riberas de Sacramento y Punta Oriente
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