El gobierno de Donald Trump ha dado un paso audaz al otorgar amplias facultades a un ejecutivo del sector petrolero para reorganizar el Departamento del Interior de Estados Unidos. Esta decisión, anunciada el 28 de mayo de 2025, busca priorizar la explotación de recursos energéticos y reducir regulaciones ambientales, alineándose con la agenda de dominio energético del presidente.
El elegido para liderar esta reestructuración es un alto directivo de la industria de los combustibles fósiles, cuya identidad no ha sido plenamente detallada en el anuncio oficial. Su tarea principal será agilizar los procesos de permisos para la extracción de petróleo y gas en tierras federales, además de revisar las políticas ambientales implementadas durante la administración anterior.
La medida se enmarca en la creación del Consejo Nacional de Dominio Energético, encabezado por el secretario del Interior, Doug Burgum. Este consejo tiene como objetivo maximizar la producción de energía en Estados Unidos, promoviendo la explotación de recursos como el petróleo, el gas y los minerales críticos, según lo establecido en una orden ejecutiva firmada por Trump.
El enfoque del gobierno es claro: posicionar a Estados Unidos como líder energético global. Para ello, se planea facilitar las inversiones del sector privado y reducir las trabas burocráticas que, según la administración, han limitado el crecimiento de la industria energética en los últimos años.
Críticos han expresado preocupación por el impacto ambiental de estas políticas. Organizaciones ecologistas advierten que la flexibilización de regulaciones podría aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y afectar áreas protegidas, como parques nacionales y reservas naturales.
Por otro lado, defensores de la medida argumentan que impulsará la economía estadounidense. La reautorización de proyectos de perforación en 625 millones de acres federales, previamente vetados por el gobierno de Joe Biden, es vista como un paso clave para reducir la dependencia energética del exterior.
El anuncio también ha generado debate sobre el equilibrio entre desarrollo económico y sostenibilidad. Mientras el gobierno destaca los beneficios de la producción energética, expertos señalan que la falta de controles estrictos podría tener consecuencias a largo plazo en el medio ambiente.
Esta reestructuración del Departamento del Interior se suma a otras acciones recientes de Trump, como la aprobación de un puerto en Texas para exportar hasta un millón de barriles de petróleo diarios. El proyecto, impulsado por la empresa Sentinel Midstream, busca fortalecer la infraestructura energética del país.
La Casa Blanca insiste en que estas medidas son esenciales para la seguridad nacional y la prosperidad económica. Sin embargo, el rumbo hacia el “dominio energético” plantea preguntas sobre cómo se manejarán los desafíos climáticos en los próximos años.
El futuro de esta iniciativa dependerá de cómo se implementen las nuevas políticas y de la respuesta de los sectores involucrados, desde la industria energética hasta las comunidades afectadas por los cambios en las regulaciones ambientales.

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Trump otorga poderes a ejecutivo petrolero para transformar el Departamento del Interior
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