El gobierno de Estados Unidos ha dado un paso firme en defensa de la libertad de expresión. Este miércoles, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció una nueva política que restringirá los visados a funcionarios extranjeros que, según Washington, intenten censurar a ciudadanos estadounidenses o plataformas de redes sociales con sede en el país. La medida busca proteger los derechos fundamentales de los estadounidenses frente a lo que Rubio calificó como “acciones inaceptables” de autoridades extranjeras.
En un comunicado oficial, Rubio señaló que algunos funcionarios extranjeros han tomado medidas de censura contra empresas tecnológicas estadounidenses y ciudadanos sin tener la autoridad para hacerlo. Estas acciones incluyen órdenes de arresto contra estadounidenses por sus publicaciones en redes sociales o exigencias a plataformas para que adopten políticas de moderación de contenido. Según el secretario, estas prácticas son una afrenta directa a la soberanía de Estados Unidos.
La nueva política de visados no solo apunta a funcionarios extranjeros, sino también a cualquier persona que se considere cómplice en actos de censura contra estadounidenses. Rubio enfatizó que la libertad de expresión es un pilar esencial del estilo de vida estadounidense, un derecho que ningún gobierno extranjero tiene autoridad para limitar. La medida entrará en vigor de inmediato, aunque no se han detallado los mecanismos específicos para identificar a los responsables.
Aunque Rubio no mencionó casos concretos, el anuncio llega en un contexto de tensiones recientes. Un ejemplo notable es el enfrentamiento del año pasado entre la red social X, propiedad de Elon Musk, y la Corte Suprema de Brasil. En ese caso, un juez brasileño ordenó la eliminación de perfiles falsos, lo que generó críticas desde Estados Unidos. De manera similar, la Comisión Europea advirtió a Meta, empresa matriz de Facebook e Instagram, sobre el cumplimiento de políticas de moderación de contenido.
El anuncio también se produce en medio de otras medidas migratorias impulsadas por la administración de Donald Trump. Entre ellas, destaca la revocación de cientos de visas a estudiantes extranjeros que participaron en protestas propalestinas en universidades estadounidenses. Además, el gobierno ha detenido la emisión de nuevos visados mientras planea revisar las redes sociales de todos los solicitantes, una política que refuerza el control migratorio.
El mensaje de Rubio fue claro en su cuenta de X: “Los extranjeros que trabajen para socavar los derechos de los estadounidenses no deberían disfrutar del privilegio de viajar a nuestro país”. Esta declaración subraya el enfoque de la administración de proteger los derechos de sus ciudadanos, especialmente en el ámbito digital, donde las redes sociales se han convertido en un espacio clave para la expresión.
La medida ha generado reacciones mixtas. Algunos defensores de los derechos digitales la ven como un paso positivo para proteger la libertad de expresión a nivel internacional. Sin embargo, otros advierten que podría interpretarse como una injerencia en los sistemas legales de otros países, lo que podría tensar las relaciones diplomáticas.
El contexto de esta decisión también incluye críticas previas de la administración Trump hacia países europeos. En febrero, el vicepresidente JD Vance acusó a Europa de censurar voces de ultraderecha, lo que refleja la sensibilidad del gobierno estadounidense hacia lo que percibe como restricciones a la libre expresión. Esta política de visados parece ser una extensión de esa postura.
La implementación de esta medida plantea preguntas sobre cómo se determinará qué constituye “censura” y quiénes serán los afectados. Por ahora, el Departamento de Estado no ha proporcionado detalles adicionales, pero la semana pasada Rubio mencionó en el Congreso la posibilidad de sancionar a un juez brasileño involucrado en un caso contra el expresidente Jair Bolsonaro.
Esta nueva política refleja el enfoque de la administración Trump de priorizar la soberanía y los derechos de los estadounidenses en el escenario global. Mientras el mundo observa, la medida podría redefinir las relaciones entre Estados Unidos y otros países en el ámbito de la regulación digital y la libertad de expresión.