Elon Musk, el magnate detrás de Tesla y SpaceX, anunció su salida del gobierno de Estados Unidos, donde fungía como asesor principal y líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). La decisión, comunicada a través de su red social X, marca el fin de una polémica participación en la administración de Donald Trump. Musk expresó su agradecimiento al presidente por la oportunidad, pero también dejó claro su descontento con las políticas fiscales impulsadas por la Casa Blanca.
La gota que derramó el vaso fue el proyecto de ley fiscal conocido como “One Big Beautiful Bill Act”, promovido por Trump. Este paquete legislativo, que ya fue aprobado por la Cámara de Representantes y espera discusión en el Senado, ha generado controversia por su impacto en el déficit presupuestario. Musk criticó abiertamente la iniciativa, afirmando que incrementa el gasto público en lugar de reducirlo, contradiciendo los objetivos de austeridad que él y su equipo en el DOGE buscaban implementar.
Durante su tiempo al frente del DOGE, Musk lideró esfuerzos para recortar el gasto gubernamental, incluyendo la eliminación de contratos federales y la reducción de la plantilla de empleados públicos. Sin embargo, sus iniciativas enfrentaron fuertes críticas y resistencia, tanto de legisladores como de la opinión pública. En abril, el DOGE afirmó haber ahorrado 175 mil millones de dólares, aunque analistas han cuestionado la veracidad de estas cifras.
La relación entre Musk y Trump, que alguna vez fue cercana, se deterioró en los últimos meses. Musk, quien donó más de 250 millones de dólares a la campaña de Trump en 2024, había sido una figura clave en la agenda del presidente. No obstante, sus diferencias sobre la política fiscal y la gestión del déficit han generado una ruptura evidente. Musk señaló que el proyecto de ley “socava” los esfuerzos de su equipo, lo que lo llevó a tomar la decisión de abandonar Washington.
El proyecto fiscal de Trump incluye medidas como la extensión de los recortes de impuestos de 2017, un aumento en el gasto para seguridad fronteriza y la eliminación de créditos fiscales para energía limpia. También propone elevar el techo de la deuda a 4 billones de dólares, lo que ha alarmado a expertos que advierten sobre un incremento en el déficit de hasta 600 mil millones de dólares en el próximo ejercicio fiscal.
La salida de Musk también coincide con problemas en sus empresas. Tesla, en particular, ha enfrentado una caída del 71% en sus beneficios netos en el primer trimestre de 2025, además de protestas y boicots debido a las posturas políticas del magnate. En su mensaje en X, Musk expresó su intención de enfocarse nuevamente en sus negocios, trabajando “24/7” en Tesla, SpaceX y X, y alejándose de la política.
La gestión de Musk en el DOGE no estuvo exenta de controversias legales. Una demanda presentada por fiscales generales demócratas acusa al empresario y al departamento de incurrir en acciones inconstitucionales, como el despido arbitrario de empleados federales y el acceso no autorizado a datos gubernamentales. Aunque una jueza desestimó la demanda contra Trump, el caso contra Musk y el DOGE sigue en curso.
El impacto de la salida de Musk del gobierno aún está por verse. Mientras algunos ven su renuncia como una señal de fractura en la administración Trump, otros creen que el DOGE continuará su misión de reducir el gasto público. Por ahora, el magnate parece decidido a retomar el control de sus empresas y dejar atrás una etapa turbulenta en la política estadounidense.
La ley fiscal de Trump, que Musk calificó de “enorme gasto público”, sigue siendo un punto de tensión. Con el Senado aún por deliberar, el proyecto podría enfrentar más obstáculos, especialmente entre los republicanos conservadores que ya han expresado su preocupación por el aumento del déficit. La administración Trump, por su parte, defiende la iniciativa como una de las más importantes de su mandato.
La partida de Musk pone fin a una de las incursiones más singulares de un empresario en la política estadounidense. Su breve paso por el gobierno dejó un legado de recortes controvertidos, pero también de críticas por su estilo de gestión y la falta de experiencia de su equipo. Ahora, el foco está en cómo Trump manejará esta crisis y si logrará mantener el impulso de su agenda legislativa sin uno de sus aliados más influyentes.

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Elon Musk abandona el gobierno de Trump tras fuerte crítica a su plan fiscal
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