El peso mexicano cerró en 19.41 por dólar este miércoles, marcando una depreciación del 0.76% frente al billete verde. Este retroceso, que acumula dos sesiones consecutivas de pérdidas, se produce en un contexto de incertidumbre económica tras las recientes decisiones del Banco de México (Banxico) y un panorama global complicado.
Banxico recortó nuevamente su pronóstico de crecimiento económico para 2025, ajustándolo a un alarmante 0.1%, una cifra que refleja la debilidad de la economía mexicana. Este ajuste, anunciado en su informe trimestral de enero a marzo, llega acompañado de una advertencia: la economía seguirá mostrando atonía en el corto plazo.
El recorte en la expectativa de crecimiento responde a múltiples factores. Entre ellos, destaca la desaceleración económica en Estados Unidos, principal socio comercial de México. La imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump, especialmente en sectores clave como el automotriz, añade presión al panorama económico del país.
A pesar de la resiliencia de las exportaciones mexicanas, beneficiadas por el T-MEC, Banxico advierte que los aranceles estadounidenses podrían mermar la demanda externa. Esto impactaría directamente la producción y el empleo en México, profundizando la crisis económica que ya se percibe.
El mercado laboral también muestra señales preocupantes. En los últimos meses, se han perdido más de 400 mil empleos formales, según datos recientes. Este panorama se agrava con el repunte en los precios de alimentos, que presiona el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
En el ámbito monetario, Banxico mantuvo su expectativa de inflación general en 3.3% para el cierre de 2025, pero elevó ligeramente su pronóstico para la inflación subyacente a 3.4%. Esto indica que, aunque la inflación está dentro del rango objetivo, persisten riesgos que podrían complicar la estabilidad de precios.
La política comercial de Estados Unidos no es el único desafío. La incertidumbre en torno a la renegociación del T-MEC y la falta de inversión privada, afectada por políticas internas, también limitan el crecimiento económico. Estos factores, combinados, dibujan un escenario sombrío para México en 2025.
A pesar de las exenciones arancelarias temporales acordadas con Estados Unidos, el peso mexicano no logra estabilizarse. La moneda sigue vulnerable a las fluctuaciones del dólar, que se fortalece ante las tensiones comerciales globales y las expectativas de políticas más restrictivas en Estados Unidos.
El entorno económico global no ayuda. La tregua comercial entre Estados Unidos y China, aunque temporal, ha fortalecido al dólar, afectando a monedas emergentes como el peso. Los inversionistas, cautelosos, prefieren refugiarse en activos más seguros, dejando al peso en una posición frágil.
Mientras tanto, las autoridades mexicanas enfrentan el reto de diseñar políticas que contrarresten estos impactos. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento cercanas a cero y el aumento de los precios de bienes básicos generan preocupación entre los ciudadanos, que ven con incertidumbre el futuro económico del país.

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El peso mexicano se desploma tras nuevo recorte de Banxico y sombrías expectativas económicas
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