En el Estado de México, el consumo de alcohol se ha convertido en un grave problema de salud pública. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), cuatro de las principales causas de muerte en la entidad están directamente relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas, lo que representa una crisis silenciosa que afecta a miles de familias.
De enero a junio de 2024, se registraron 34,288 defunciones en el estado. De estas, las enfermedades del corazón encabezan la lista con 11,033 casos, lo que equivale al 32.1% del total. Le siguen los tumores malignos con 5,853 muertes, las enfermedades del hígado con 2,878 y los accidentes con 2,415. Todas estas causas tienen un vínculo directo con el consumo excesivo de alcohol.
El impacto del alcohol no se limita al ámbito físico. Expertos como Alberto Gómez, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en México, señalan que esta sustancia tiene un efecto tóxico en órganos y tejidos del cuerpo. Además, es un factor de riesgo para diversos tipos de cáncer, como el de hígado, laringe y cavidad oral, lo que agrava su impacto en la salud pública.
El consumo excesivo de alcohol también tiene serias consecuencias en la salud mental. Según especialistas, puede generar sentimientos de tristeza, desesperanza y deficiencias cognitivas. Más alarmante aún, se estima que el riesgo de intento de suicidio aumenta 37 veces después de un episodio de consumo excesivo.
Particularmente preocupante es el impacto en los adolescentes. Aquellos que comienzan a consumir alcohol a edades tempranas tienden a ser más agresivos y violentos, ya que esta sustancia afecta el desarrollo adecuado del cerebro. Este dato resalta la urgencia de abordar el problema desde la prevención en las nuevas generaciones.
Organizaciones civiles, como la Red de Acción sobre Alcohol (RASA), han hecho un llamado al gobierno federal para implementar una política nacional integral. Entre las medidas propuestas están limitar la disponibilidad de alcohol, prohibir su publicidad y aumentar los impuestos como estrategias para reducir el consumo y mitigar los daños asociados.
A nivel nacional, el panorama no es menos alarmante. De las 10 principales causas de muerte en México, seis están relacionadas con el consumo de alcohol, según datos de Inegi recopilados por la organización El Poder del Consumidor. Las enfermedades del corazón lideran con un 24.2%, seguidas por tumores malignos, enfermedades del hígado, accidentes, enfermedades cerebrovasculares y homicidios.
La situación en el Estado de México refleja una problemática que requiere atención inmediata. Las autoridades locales y federales enfrentan el desafío de implementar medidas efectivas para reducir el consumo de alcohol y sus devastadoras consecuencias en la población.
La evidencia científica subraya que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Incluso pequeñas cantidades pueden incrementar el riesgo de enfermedades graves, lo que pone en perspectiva la necesidad de un cambio cultural y político en torno a esta sustancia.
Reducir el impacto del alcohol en la sociedad mexicana no solo salvaría vidas, sino que también aliviaría la carga económica y social que representan estas muertes y enfermedades. La solución está en manos de políticas públicas más estrictas y una mayor conciencia ciudadana.

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El consumo de alcohol, un peligro mortal en el Estado de México
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