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Donald Trump Pone en Jaque a Traileros Mexicanos: ¡Hablen Inglés o Quédense Fuera!

Una nueva orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está causando revuelo en el sector del transporte de carga. A partir de ahora, los conductores de camiones que crucen mercancías hacia territorio estadounidense deberán dominar el inglés, tanto hablado como escrito, para poder operar en las carreteras de ese país. Esta medida, impulsada por el gobierno de Trump, busca garantizar seguridad y eficiencia en las operaciones logísticas, pero ha encendido las alarmas entre los transportistas mexicanos.
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) estima que cerca del 70 por ciento de los 85 mil choferes mexicanos con visa B1, que cruzan regularmente la frontera, podrían quedar inhabilitados para trabajar en Estados Unidos. La razón es clara: solo el 30 por ciento de estos operadores domina el idioma inglés al nivel exigido por la nueva disposición. Esta situación pone en riesgo miles de empleos y amenaza con alterar el flujo comercial entre México y su principal socio comercial.
La orden ejecutiva, firmada por Trump el 28 de abril y oficializada por el secretario de Transporte, Sean Duffy, el 20 de mayo, establece que los conductores con visa B1 y licencia internacional deben acreditar habilidades lingüísticas en inglés. De no cumplir con este requisito, los traileros estarán impedidos de conducir en carreteras estadounidenses. Esta medida ha sido justificada como una forma de mejorar la comunicación con autoridades, clientes y empleadores en Estados Unidos, pero sus implicaciones son profundas.
Israel Delgado Vallejo, vicepresidente de la región noroeste de Canacar, señaló que la falta de dominio del inglés entre los transportistas es un problema significativo. Según sus estimaciones, la mayoría de los choferes no cumple con el estándar lingüístico requerido, lo que podría dejarlos fuera del mercado laboral en Estados Unidos. Esta situación no solo afecta a los conductores, sino también a las industrias que dependen del transporte transfronterizo, como la maquiladora, la alimentaria y la ganadera.
El impacto económico de esta medida podría ser considerable. Si el 70 por ciento de los traileros mexicanos queda inhabilitado, Estados Unidos podría enviar a sus propios operadores a recoger mercancías en México. Esto complicaría el traslado de productos y elevaría los costos logísticos, afectando la competitividad de las empresas mexicanas. Además, industrias clave que dependen de un flujo constante de mercancías podrían enfrentar retrasos y pérdidas económicas.
Canacar ha buscado diálogo con las autoridades mexicanas, específicamente con la Dirección General de Autotransporte Federal, para encontrar soluciones. Sin embargo, las opciones parecen limitadas. La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes ofrece un programa de capacitación de 195 horas para operadores, pero solo incluye 16 horas de enseñanza de inglés. Este tiempo es insuficiente para que los conductores alcancen el nivel de competencia lingüística exigido por la orden de Trump.
La medida también ha generado preocupación sobre la capacidad de los traileros para adaptarse rápidamente. Aprender un idioma a un nivel funcional requiere tiempo y recursos, algo que muchos conductores no tienen. Canacar ha propuesto la creación de programas intensivos de inglés enfocados en situaciones prácticas, como interactuar con oficiales de carretera o clientes, pero aún no hay claridad sobre cómo se implementarían estas iniciativas.
El gobierno mexicano enfrenta un reto mayúsculo: proteger los intereses de los transportistas y, al mismo tiempo, mantener la relación comercial con Estados Unidos. La dependencia económica de México hacia su vecino del norte, donde se dirige el 80 por ciento de sus exportaciones, hace que cualquier cambio en las políticas estadounidenses tenga un impacto inmediato en el país.
Mientras tanto, los traileros mexicanos se encuentran en una encrucijada. La exigencia de hablar inglés no solo pone en riesgo sus empleos, sino que también refleja un endurecimiento de las políticas migratorias y laborales en Estados Unidos. La incertidumbre reina en el sector, y los conductores esperan soluciones que les permitan seguir trabajando sin enfrentar barreras insalvables.
Esta nueva política de Trump se suma a una serie de medidas que han tensionado la relación con México, desde amenazas de aranceles hasta políticas migratorias más estrictas. El futuro del transporte transfronterizo está en juego, y con él, el sustento de miles de familias mexicanas que dependen de esta actividad.

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