La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, anunció un nuevo programa social que promete apoyar a las mujeres embarazadas con un pago mensual de 1,200 pesos. Este anuncio se dio durante la Gran Jornada de Salud para Mujeres, un evento que buscó destacar las políticas públicas enfocadas en la salud femenina en la capital.
El programa, según Brugada, tiene como objetivo garantizar el bienestar de las mujeres embarazadas, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad. La entrega de este apoyo económico se suma a otras iniciativas presentadas en el evento, como la distribución gratuita de copas menstruales y tratamientos hormonales para mujeres en etapa de menopausia.
Además del apoyo económico, el gobierno capitalino planea entregar kits de higiene menstrual a estudiantes de escuelas públicas. Esta medida busca abordar la falta de acceso a productos de higiene menstrual, un problema que afecta a muchas mujeres en situación de pobreza en la ciudad.
Otro componente destacado es la aplicación de 20,000 vacunas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) para niñas, con el objetivo de prevenir el cáncer cervicouterino. Esta acción se presenta como un esfuerzo para fortalecer la salud preventiva en la población femenina joven.
Sin embargo, la implementación de estos programas no está exenta de cuestionamientos. Críticos señalan que iniciativas como estas suelen ser usadas por Morena para consolidar su base electoral, especialmente en un contexto donde la popularidad del partido depende de los apoyos sociales. La falta de claridad sobre el presupuesto y la cobertura real del programa genera dudas sobre su viabilidad a largo plazo.
La distribución de copas menstruales, aunque innovadora, también ha levantado debate. Algunas voces argumentan que, aunque es un paso hacia la sostenibilidad, podría no ser la prioridad para todas las mujeres, especialmente en comunidades donde el acceso a productos básicos sigue siendo un desafío.
En cuanto a los tratamientos hormonales, el anuncio carece de detalles específicos sobre cómo se implementarán y quiénes serán las beneficiarias. Esto podría limitar el impacto real de la medida, especialmente si no se garantiza un acceso equitativo en todas las alcaldías.
El programa de apoyo económico de 1,200 pesos mensuales para mujeres embarazadas suena prometedor, pero su éxito dependerá de la transparencia en su ejecución. Sin información clara sobre los criterios de selección y los mecanismos de entrega, el riesgo de opacidad y favoritismo político permanece.
La Gran Jornada de Salud para Mujeres, realizada en el Barco Utopía, sirvió como escenario para estas promesas. Sin embargo, la concentración de anuncios en un solo evento ha generado escepticismo sobre si se trata de un esfuerzo genuino por mejorar la salud femenina o de una estrategia para reforzar la imagen de Morena en la capital.
A pesar de las críticas, las medidas anunciadas podrían representar un avance si se implementan de manera efectiva. La población espera que estos programas no se queden en promesas y realmente lleguen a quienes más lo necesitan, sin convertirse en otra herramienta de propaganda política.