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Ganaderos en vilo: Estados Unidos mantiene cerrada la frontera para el ganado mexicano

La frontera entre México y Estados Unidos sigue cerrada para la exportación de ganado, dejando a los ganaderos de Chihuahua en una situación crítica. La medida, impuesta por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos debido a la presencia del gusano barrenador en el sur de México, ha paralizado un sector clave para la economía del estado.
El cierre, que comenzó el 11 de mayo, cumplió ayer su plazo inicial de 15 días sin que las autoridades estadounidenses anunciaran su reapertura. Esto ha generado incertidumbre entre los productores, quienes esperaban que la frontera se abriera este miércoles tras intensas negociaciones entre ambos países.
En Chihuahua, aproximadamente 120 mil reses están varadas, esperando ser exportadas. Los ganaderos enfrentan un gasto diario de 21 millones de pesos solo en alimentación, lo que representa una carga económica insostenible para muchos.
El delegado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Benjamín Carrera, señaló que las negociaciones están avanzadas. La presidenta Claudia Sheinbaum también expresó optimismo, afirmando que se están revisando las condiciones técnicas para reabrir la frontera lo antes posible.
Sin embargo, la falta de un anuncio oficial por parte de Estados Unidos mantiene a los ganaderos en alerta. La Unión Ganadera Regional de Chihuahua estima que las pérdidas acumuladas ascienden a 90 millones de dólares, un golpe devastador para el sector.
El problema del gusano barrenador, detectado en estados del sur como Chiapas y Veracruz, ha encendido las alarmas. Los ganaderos de Chihuahua insisten en que su ganado cumple con los estándares sanitarios, pero la falta de control en otras regiones del país ha generado esta crisis.
Autoridades y productores locales han intensificado los esfuerzos para reforzar los protocolos sanitarios. Se busca garantizar que el ganado chihuahuense sea reconocido como libre de plagas, lo que podría acelerar la reapertura de la frontera.
La situación ha puesto en evidencia la necesidad de una regionalización sanitaria. Estados como Chihuahua, Sonora y Coahuila piden ser tratados de manera distinta a las regiones afectadas, ya que han invertido millones en mantener sus hatos libres de enfermedades.
Mientras tanto, los productores enfrentan un panorama desolador. La exportación, que antes alcanzaba las 3 mil 200 reses diarias, está prácticamente detenida, afectando no solo a los ganaderos, sino a toda la cadena económica que depende de este sector.
La esperanza de los ganaderos recae en una próxima reunión entre los secretarios de Agricultura de México y Estados Unidos. Sin embargo, sin una fecha clara para la reapertura, la incertidumbre y las pérdidas continúan creciendo.

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