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Alarmante crisis de salud infantil: 39% de niños en escuelas con obesidad y 38% con diabetes

El secretario de Salud, David Kershenobich, reveló datos preocupantes sobre la salud de los niños mexicanos. En evaluaciones recientes realizadas en escuelas públicas, se encontró que el 39% de los menores presentan obesidad. Este porcentaje refleja una problemática que va en aumento y que pone en riesgo la salud de las futuras generaciones.
Además, un 38% de los niños evaluados muestran diabetes, una cifra que enciende las alarmas sobre el impacto de los malos hábitos alimenticios desde temprana edad. Kershenobich destacó que el consumo excesivo de azúcar es el principal detonante de estas enfermedades. Los datos son un reflejo de la falta de políticas efectivas para combatir esta crisis.
El consumo de azúcar, especialmente en forma de calorías vacías, es decir, alimentos sin valor nutricional, genera un desequilibrio en la producción de insulina. Esto lleva a una resistencia a la insulina, que termina acumulándose como grasa en el cuerpo. El problema no es solo físico, sino que tiene raíces en la falta de educación alimentaria.
Kershenobich explicó que el azúcar tiene un efecto adictivo en el cerebro, al liberar dopamina, similar a otras sustancias adictivas. Esto genera una tolerancia en los niños, quienes buscan consumir más azúcar, perpetuando un ciclo peligroso. La dependencia al azúcar desde la infancia es un factor clave en el desarrollo de obesidad y diabetes en la adultez.
Otro dato alarmante es que el 59% de los niños evaluados presentan caries dental, una consecuencia directa del consumo excesivo de azúcar. Este problema no solo afecta la salud bucal, sino que es un indicador de los hábitos alimenticios poco saludables que predominan en las escuelas. Las autoridades parecen no haber actuado con la urgencia que requiere esta situación.
El gobierno federal ha defendido su estrategia para reducir el consumo de azúcar en las escuelas, pero los resultados muestran que las medidas no están siendo efectivas. La prohibición de comida chatarra en los planteles es un paso, pero insuficiente si no se acompaña de campañas de concientización y cambios estructurales en la alimentación escolar.
La estrategia Vive Saludable, Vive Feliz, impulsada por el gobierno, busca cambiar los hábitos alimenticios desde la niñez. Sin embargo, la falta de infraestructura y de programas educativos sólidos limita su impacto. Los datos presentados por Kershenobich son una llamada de atención para replantear las prioridades en materia de salud pública.
La crisis de obesidad y diabetes infantil no solo afecta a los niños, sino que tiene consecuencias a largo plazo para el sistema de salud. Si no se toman medidas urgentes, México enfrentará un aumento en enfermedades crónicas en las próximas décadas. La responsabilidad recae en el gobierno, pero también en las familias y las escuelas.
Kershenobich señaló que el consumo de azúcar en productos ultraprocesados, combinado con la falta de actividad física, agrava el problema. Las escuelas, lejos de ser entornos que promuevan la salud, a menudo permiten el acceso a alimentos poco nutritivos. Esto evidencia una falla en la regulación y supervisión de los planteles.
La situación exige una acción inmediata y coordinada. Sin un cambio real en las políticas públicas y en la educación alimentaria, el futuro de la salud de los niños mexicanos está en riesgo. Los datos son claros: la obesidad y la diabetes infantil son una epidemia que el gobierno no ha sabido contener.

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