La Unión Ganadera Regional de Sonora (UGRS) se encuentra en intensas negociaciones para lograr la reapertura de la frontera con Estados Unidos, cerrada desde el 11 de mayo debido a la detección del gusano barrenador en el sur de México. Este cierre, el segundo en menos de un año, ha generado incertidumbre en el sector ganadero, que enfrenta pérdidas millonarias y un cuello de botella en la exportación de ganado.
Juan Carlos Ochoa Valenzuela, presidente de la UGRS, ha liderado los esfuerzos para convencer a las autoridades estadounidenses de que el ganado sonorense cumple con los estándares sanitarios. En reuniones recientes, se propuso la creación de sitios sanitarios en México para garantizar la contención de la plaga, una estrategia que busca acelerar la reapertura de la frontera antes del plazo estipulado de 15 días.
El impacto económico es devastador. En Sonora, se estima que las pérdidas podrían alcanzar los 60 millones de dólares en solo dos semanas, ya que entre 2,000 y 2,500 cabezas de ganado dejan de exportarse diariamente. Este bloqueo no solo afecta a los ganaderos, sino también a la cadena productiva que depende del comercio binacional, un pilar clave para la economía del norte del país.
El gusano barrenador, una plaga que afecta al ganado y que había sido erradicada en México hace décadas, resurgió en Chiapas, lo que llevó a Estados Unidos a tomar medidas drásticas. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) trabajan contrarreloj con sus contrapartes estadounidenses para establecer protocolos más estrictos y evitar la propagación de la larva.
A nivel federal, la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado confianza en que las negociaciones avancen rápidamente. Sin embargo, la falta de un anuncio oficial por parte de Estados Unidos al cumplirse los 15 días de cierre ha generado críticas entre los ganaderos, quienes cuestionan la efectividad de las gestiones del gobierno mexicano ante esta crisis sanitaria.
En Chihuahua, otro estado afectado, los productores han reportado pérdidas de hasta 324 millones de pesos solo en alimentación del ganado varado. La Unión Ganadera Regional de Chihuahua (UGRCH) ha exigido medidas más contundentes, como el cierre de la frontera sur para evitar la entrada de ganado sin control sanitario, señalando que los casos en el sur del país están poniendo en riesgo a los estados exportadores del norte.
La situación ha llevado a algunos ganaderos de Nogales a planear protestas, incluyendo un posible bloqueo de garitas el 30 de mayo. Aunque la UGRS ha calificado estas acciones como exageradas, la frustración crece entre los productores, que ven cómo sus animales se acumulan en ranchos y centros de acopio, incrementando los costos de mantenimiento.
Mientras tanto, las autoridades mexicanas insisten en que se están reforzando las medidas sanitarias, como la aplicación de ivermectina y revisiones exhaustivas en los corrales. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y el sector ganadero espera resultados concretos en los próximos días para evitar un colapso económico mayor.
La reapertura de la frontera es crucial no solo para México, sino también para Estados Unidos, que depende del ganado mexicano para su industria. La relación comercial, que en 2024 alcanzó un valor de 1,300 millones de dólares, está en juego, y los ganaderos confían en que las negociaciones logren restablecer el flujo de exportaciones lo antes posible.
Este nuevo cierre pone en evidencia los retos de la sanidad animal en México y la vulnerabilidad del sector ganadero ante decisiones unilaterales de Estados Unidos. Mientras las mesas técnicas de ambos países continúan dialogando, los productores del norte del país enfrentan un panorama incierto, con pérdidas que podrían tener un impacto duradero en la economía regional.