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Casas abandonadas y acoso a mujeres: los problemas que Nuevo León ignora

En el corazón de Monterrey, las casas abandonadas se han convertido en un problema que las autoridades parecen haber olvidado. Según el Consejo Cívico de Nuevo León, cerca de 80 mil viviendas están deshabitadas en el estado, muchas de ellas en el centro de la ciudad, generando focos de inseguridad que afectan a los vecinos. Estas propiedades, dejadas a su suerte, son ocupadas por personas en situación de calle o usadas para actividades ilícitas, incrementando el riesgo para quienes transitan por la zona.
El abandono de estas casas no es solo un problema estético, sino un peligro constante. Vecinos reportan que los inmuebles son utilizados como escondites para robos o como basureros improvisados, lo que agrava las condiciones de insalubridad. En el centro de Monterrey, donde la actividad comercial predomina, las calles quedan desiertas por la noche, y la falta de vigilancia permite que estos espacios se conviertan en refugios para la delincuencia.
A este panorama se suma otro tema alarmante: el acoso a mujeres. El Consejo Cívico ha señalado que las calles del centro, mal iluminadas y con casas abandonadas, se han vuelto un escenario propicio para agresiones. Las mujeres que transitan por estas zonas, especialmente en horarios nocturnos, enfrentan un riesgo constante debido a la falta de seguridad y mantenimiento de las áreas públicas.
Las banquetas en mal estado agravan la situación. Raíces de árboles y concreto roto hacen que caminar por el centro sea un desafío, especialmente para personas mayores o con movilidad reducida. Los vecinos han denunciado que el municipio no ha tomado medidas suficientes para reparar estas aceras, lo que incrementa el riesgo de accidentes y dificulta el paso seguro, especialmente para las mujeres que buscan evitar zonas peligrosas.
El Consejo Cívico ha exigido al gobierno estatal y municipal acciones concretas para abordar estos problemas. Entre las propuestas está la adquisición de inmuebles intestados por parte del gobierno para darles un uso productivo, como vivienda social o espacios comerciales. Sin embargo, hasta ahora, las autoridades no han mostrado avances significativos en este tema, dejando a las comunidades en un estado de vulnerabilidad.
La inseguridad en el centro de Monterrey no es un problema nuevo, pero la falta de acción lo ha agravado. Los reportes de robos en negocios y viviendas habitadas han aumentado en los últimos meses, según testimonios de los residentes. La percepción de abandono es generalizada, y los habitantes piden una estrategia integral que combine vigilancia, mantenimiento urbano y recuperación de espacios.
El acoso a mujeres, por su parte, sigue siendo un tema que no recibe la atención necesaria. A pesar de las denuncias y los llamados de organizaciones civiles, las medidas de prevención son escasas. La falta de iluminación adecuada y la presencia de espacios abandonados crean un entorno donde las mujeres no se sienten seguras, lo que limita su libertad de moverse por la ciudad.
La combinación de casas abandonadas y la inseguridad en las calles refleja un descuido generalizado por parte de las autoridades. Los vecinos exigen soluciones urgentes, desde programas de rehabilitación de viviendas hasta mayor presencia policiaca. Mientras tanto, el centro de Monterrey sigue atrapado en un ciclo de abandono y peligro que parece no tener fin.
La situación en Nuevo León pone en evidencia la necesidad de políticas públicas que prioricen la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Las casas abandonadas y el acoso a mujeres no son problemas aislados, sino síntomas de una falta de planeación urbana y compromiso con la comunidad. Los habitantes esperan que las autoridades escuchen sus demandas y actúen antes de que la situación empeore.

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