La presidenta Claudia Sheinbaum encabezó en San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, el arranque del programa Salud Casa por Casa, una iniciativa que promete llevar atención médica a domicilio a millones de adultos mayores y personas con discapacidad en México. Desde un evento en el corazón de Jalisco, la mandataria destacó la importancia de acercar los servicios de salud a los más vulnerables, pero ¿es realmente un avance o solo un movimiento más de la 4T para ganar reflectores?
El programa, según lo anunciado, busca atender a más de 13 millones de personas en todo el país, con un enfoque especial en adultos mayores y personas con discapacidad. En Jalisco, se espera que 800 profesionales de la salud, entre médicos y enfermeros, realicen visitas personalizadas para ofrecer atención primaria, entregar cartillas de salud y dar seguimiento médico. Sin embargo, en un estado donde la infraestructura médica enfrenta críticas constantes, ¿podrá esta ambiciosa propuesta cumplir con las expectativas?
Sheinbaum, acompañada por figuras de Morena en Jalisco, como la presidenta estatal del partido, Erika Pérez García, aprovechó el evento para resaltar el compromiso de su gobierno con el bienestar. Durante su discurso, reconoció a los facilitadores de la salud como “embajadores” del gobierno federal, encargados de llevar la atención médica hasta los hogares. Pero no pasó desapercibido que el evento tuvo un fuerte tinte político, con la presencia de líderes morenistas que buscan consolidar su presencia en un estado gobernado por Movimiento Ciudadano.
La implementación de Salud Casa por Casa en Jalisco llega en un contexto complicado. Usuarios en redes sociales y medios locales han señalado la falta de medicamentos y material médico en hospitales públicos, lo que pone en duda la capacidad del gobierno federal para ejecutar un programa de esta magnitud. ¿Será suficiente el presupuesto de 7 mil millones de pesos anunciado para 2025, o estamos ante una promesa que podría quedarse en buenas intenciones?
El programa contempla la contratación de más de 22 mil profesionales de la salud a nivel nacional, quienes realizarán un promedio de diez visitas diarias. En Jalisco, el censo para identificar a los beneficiarios ya está en marcha, liderado por los llamados “servidores de la nación”. Sin embargo, algunos cuestionan la preparación de estos equipos y si realmente podrán cubrir todos los municipios del estado, especialmente en zonas rurales donde la infraestructura es limitada.
Otro punto que genera escepticismo es la relación entre el gobierno federal y el estatal. Jalisco, bajo el mando de Movimiento Ciudadano, ha tenido fricciones con la administración de Sheinbaum, especialmente en temas como la federalización de los servicios de salud. La negativa de Jalisco a integrarse al IMSS Bienestar ha sido un punto de conflicto, y este programa podría ser una estrategia para reforzar la presencia de Morena en un estado clave para las elecciones Saul Casa por Casa no es un programa nuevo en México; es parte de Sheinbaum’s broader health policy, building on initiatives started by López Obrador. The program’s launch in Jalisco comes at a time when public trust in government initiatives is shaky, especially after years of unfulfilled promises in the health sector. Will this be the turning point, or another chapter in a long list of political gestures?
The initiative has been framed as a cornerstone of the 4T’s commitment to social justice, but critics argue it’s a calculated move to bolster Morena’s image ahead of future elections. The fanfare surrounding the launch, complete with mariachi and a carefully curated audience, suggests a spectacle designed to capture headlines as much as to deliver results. Only time will tell if Salud Casa por Casa can overcome logistical challenges and deliver on its lofty promises.

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Sheinbaum lanza en Jalisco el programa Salud Casa por Casa: ¿promesa cumplida o estrategia política?
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