Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, enfrenta un nuevo capítulo en su historial de problemas legales. La Fiscalía General de la República ha logrado que un juez federal dicte un auto de formal prisión en su contra por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, conocido comúnmente como lavado de dinero. Este fallo se suma a las acusaciones previas que han marcado la carrera del exmandatario priista.
El pasado 9 de abril, Yarrington fue deportado desde Estados Unidos a México a través de la Garita El Chaparral, en Tijuana, Baja California. Las autoridades estadounidenses lo entregaron a agentes de la Fiscalía General de la República, quienes le notificaron una orden de aprehensión pendiente. Desde entonces, el exgobernador permanece recluido en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
El auto de formal prisión fue emitido por el Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en Tamaulipas, con sede en Matamoros. Según la Fiscalía, las pruebas presentadas fueron suficientes para vincular a Yarrington con actividades ilícitas relacionadas con el blanqueo de capitales. Este delito se suma a las acusaciones previas por delitos contra la salud, por los que también enfrenta un proceso penal.
Yarrington, quien gobernó Tamaulipas entre 1999 y 2004, ha estado en el ojo del huracán desde hace más de una década. Su detención en 2017 en Florencia, Italia, marcó un punto de inflexión. En ese momento, fue capturado utilizando un pasaporte falso, lo que desencadenó su extradición a Estados Unidos en 2018. Allí cumplió una condena de siete años por conspiración para lavado de dinero.
En Estados Unidos, las autoridades señalaron que Yarrington recibió sobornos de cárteles como Los Zetas y el Cártel del Golfo durante su mandato. Con esos recursos, según el Departamento de Justicia estadounidense, adquirió propiedades de lujo, condominios, aviones y vehículos en Texas. Estas operaciones habrían permitido ocultar el origen ilícito de millones de dólares.
En México, las acusaciones no son menos graves. La Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada ha señalado que el exgobernador facilitó operaciones de narcotráfico en Tamaulipas durante su gestión. Este nuevo auto de formal prisión por lavado de dinero refuerza la percepción de un sistema político que, en su momento, permitió nexos con el crimen organizado.
El caso de Yarrington no es aislado. Durante su carrera, el exmandatario fue una figura prominente en el Partido Revolucionario Institucional y llegó a aspirar a la presidencia de México. Sin embargo, las acusaciones de corrupción y nexos con el narcotráfico han opacado su trayectoria, convirtiéndolo en un símbolo de los escándalos que han sacudido a la clase política mexicana.
Este nuevo proceso penal en México marca un paso más en la búsqueda de justicia en un caso que ha captado la atención pública durante años. Desde el Altiplano, Yarrington compareció por videoconferencia ante el juez, quien determinó que existen elementos suficientes para llevarlo a juicio. El proceso continuará bajo el sistema penal acusatorio, con la Fiscalía buscando demostrar la responsabilidad del exgobernador.
La historia de Yarrington refleja los desafíos que enfrenta México en su lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Su caso pone en evidencia cómo figuras políticas de alto perfil han sido señaladas por desviar recursos y colaborar con grupos criminales, afectando la confianza en las instituciones.
Mientras el proceso judicial avanza, la opinión pública sigue de cerca los desarrollos de este caso. La formal prisión dictada contra Yarrington es un recordatorio de que las consecuencias de los actos ilícitos pueden alcanzarse incluso años después de haber ocupado un cargo público.

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Nuevo golpe judicial a Tomás Yarrington: Dictan auto de formal prisión por lavado de dinero
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