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Más ataques al sistema Centinela en Chihuahua: ¿hasta cuándo la inseguridad?

En un nuevo capítulo de violencia en Chihuahua, el sistema de vigilancia Centinela vuelve a ser blanco de ataques. Esta vez, en la zona de Ojinaga, desconocidos dañaron equipo clave de este proyecto de seguridad estatal. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 25 de mayo de 2025, según reportes locales, dejando inoperables varias cámaras y sensores instalados para monitorear la región.
El sistema Centinela, impulsado por el gobierno estatal, busca reforzar la seguridad con tecnología de punta. Sin embargo, estos actos vandálicos no son un caso aislado. En los últimos meses, se han registrado múltiples incidentes similares en puntos como Villa Ahumada, el Corredor Comercial y Las Varas, donde cámaras y arcos de vigilancia han sido destruidos o saboteados.
Las autoridades locales han señalado que estos ataques podrían estar relacionados con grupos del crimen organizado. La intención sería clara: neutralizar los sistemas que dificultan sus operaciones. Esto pone en evidencia la fragilidad de las estrategias de seguridad frente a la audacia de los delincuentes, quienes actúan sin temor a las consecuencias.
El gobierno de Chihuahua, encabezado por Maru Campos, ha invertido millones en la Plataforma Centinela. La promesa era reducir los índices delictivos y devolver la tranquilidad a los ciudadanos. Sin embargo, los constantes ataques al sistema muestran que la inseguridad sigue siendo un problema sin control en varias regiones del estado.
Fuentes locales indican que no hay detenidos por este último incidente en Ojinaga. Esto se suma a la falta de avances en investigaciones previas sobre daños a equipos de vigilancia. La impunidad parece ser la constante, mientras los ciudadanos exigen respuestas y resultados concretos.
La situación en Ojinaga no es un caso aislado. En septiembre de 2024, se reportaron ataques similares en el Corredor Comercial, donde sujetos armados dañaron cámaras de Centinela. Incluso se difundieron imágenes de un sospechoso, pero hasta la fecha no hay avances significativos en las investigaciones.
El deterioro de la seguridad en Chihuahua refleja un problema más profundo. Mientras el crimen organizado actúa con libertad, los sistemas diseñados para proteger a la población son blanco fácil. La falta de coordinación entre autoridades estatales y federales agrava la situación, dejando a los ciudadanos en un estado de vulnerabilidad.
La ciudadanía de Ojinaga y otras zonas afectadas expresa su frustración. La inversión en tecnología no parece suficiente si no va acompañada de una estrategia integral contra la delincuencia. Los habitantes piden mayor presencia policial y medidas más efectivas para frenar esta ola de violencia.
Este nuevo ataque al sistema Centinela pone en duda la eficacia de las políticas de seguridad en Chihuahua. Mientras los equipos son destruidos, la percepción de inseguridad crece. Los chihuahuenses se preguntan: ¿hasta cuándo seguirán los ataques sin que nadie rinda cuentas?

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