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Sheinbaum promete no estigmatizar a Sinaloa, pero la violencia sigue sin control

En un evento reciente en Mazatlán, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó un fuerte respaldo al pueblo de Sinaloa, asegurando que no permitirá que se estigmatice a la entidad por la violencia que la azota. Durante la presentación del programa Salud Casa por Casa, la mandataria destacó la laboriosidad de los sinaloenses, afirmando que son un pueblo trabajador que merece apoyo y no prejuicios. Sin embargo, sus palabras contrastan con la realidad que vive el estado, donde la inseguridad no da tregua.
Sheinbaum insistió en que Sinaloa es una pieza clave para México, describiéndolo como “el granero del país” por su importancia agrícola. Según la presidenta, la producción de maíz y otros cultivos en la región es fundamental para la economía nacional. En su discurso, buscó proyectar una imagen positiva de la entidad, destacando su riqueza cultural y su contribución al país. No obstante, evitó abordar de manera directa la creciente ola de violencia que ha sacudido al estado en los últimos meses.
La mandataria afirmó que su gobierno está comprometido con construir la paz en Sinaloa y en todo México. Habló de una estrategia que combina seguridad, aplicación de la ley y cero impunidad, pero no ofreció detalles concretos sobre cómo se logrará esto. La falta de un plan claro ha generado críticas, especialmente en un contexto donde los enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa han dejado un saldo de centenares de muertos desde septiembre pasado.
La violencia en Sinaloa se recrudeció tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos, un evento que desató una guerra interna entre Los Chapitos y Los Mayos, dos facciones del Cártel de Sinaloa. Este conflicto ha generado un clima de temor en Culiacán, Mazatlán y otras ciudades, con reportes de homicidios, desapariciones y ataques armados. La presidenta, sin embargo, optó por centrarse en el potencial económico y cultural de Sinaloa, sin mencionar medidas específicas para frenar la inseguridad.
En su discurso, Sheinbaum también destacó el programa Salud Casa por Casa, una iniciativa que busca llevar atención médica directa a las comunidades. Según la presidenta, este tipo de programas refleja el compromiso de su gobierno con el bienestar de los mexicanos, especialmente en regiones como Sinaloa. Sin embargo, para muchos habitantes, la prioridad sigue siendo la seguridad, un tema que parece quedar en segundo plano frente a los anuncios de programas sociales.
Las palabras de Sheinbaum llegan en un momento en que el gobierno enfrenta cuestionamientos por su estrategia de seguridad. La presidenta ha defendido la actuación de las Fuerzas Armadas en operativos recientes, argumentando que actúan dentro del marco de la ley. Sin embargo, casos como el de Teuchitlán, Jalisco, donde se descubrieron crematorios clandestinos, han puesto en duda la efectividad de las políticas actuales para combatir el crimen organizado.
La promesa de no estigmatizar a Sinaloa busca proyectar una imagen de unidad y apoyo, pero no logra ocultar los retos que enfrenta la entidad. La violencia entre cárteles ha generado un impacto devastador en la población, con familias desplazadas y comunidades enteras viviendo con miedo. Las declaraciones de la presidenta, aunque llenas de buenas intenciones, no han sido acompañadas de acciones contundentes que den esperanza a los sinaloenses.
En este contexto, la visita de Sheinbaum a Mazatlán fue vista por algunos como un intento de desviar la atención de la crisis de inseguridad. Mientras la presidenta exalta el valor del pueblo sinaloense, la realidad en las calles cuenta una historia diferente. La pregunta que muchos se hacen es cuánto tiempo más podrá el gobierno hablar de paz sin mostrar resultados concretos en un estado que sigue sumido en la violencia.

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