El Parque Revolución, conocido como Parque Rojo, sigue en el centro de la controversia en Guadalajara. El cierre del espacio por obras de remodelación rumbo al Mundial de Futbol 2026 ha dejado a cientos de comerciantes sin su lugar de trabajo. Más de 300 vendedores ya fueron reubicados, pero un grupo reducido se resiste y exige soluciones inmediatas. Las autoridades municipales, encabezadas por Verónica Delgadillo, aseguran que buscan alternativas, pero las tensiones persisten.
El sábado por la mañana, un pequeño grupo de comerciantes bloqueó el cruce de las avenidas Federalismo y Juárez. Su protesta fue una respuesta al cierre del parque, que lleva semanas cercado con mallas metálicas. Los manifestantes demandan espacios dignos para seguir trabajando, ya que muchos dependen de las ventas sabatinas para sobrevivir. La respuesta del gobierno municipal no se hizo esperar, pero no todos están conformes.
Desde el 25 de abril, el Ayuntamiento de Guadalajara arrancó las obras de mantenimiento en el Parque Rojo. Estas forman parte de un proyecto mayor para embellecer el Centro Histórico de cara al FIFA Fan Fest 2026. Las autoridades han invertido 23 millones de pesos en renovar luminarias, pisos, bancas y fuentes, además de revisar las líneas hidráulicas. El objetivo es mejorar la experiencia para los visitantes, pero los comerciantes sienten que sus necesidades no fueron consideradas.
Hasta ahora, 280 vendedores han encontrado un nuevo lugar en el Tianguis Cultural, ubicado en el Parque Juárez. Otros han sido reubicados en diversos tianguis y mercados municipales. Sin embargo, el proceso no ha sido sencillo. Algunos comerciantes aseguran que las opciones ofrecidas no son viables, ya que los nuevos espacios no garantizan las mismas ventas. La incertidumbre sigue afectando a muchas familias.
Las protestas no son nuevas. Desde que se anunció el cierre del parque, los comerciantes han salido a las calles en varias ocasiones. Una manifestación reciente derivó en enfrentamientos con la policía, dejando nueve personas detenidas y cinco lesionadas. Las autoridades municipales justificaron las detenciones por alteración del orden público, pero los comerciantes denunciaron represión y abuso de fuerza.
El gobierno tapatío insiste en que mantiene mesas de diálogo con los afectados. Manuel Romo, secretario general del Ayuntamiento, ha destacado que desde el inicio se ofrecieron alternativas. Según él, 160 comerciantes aceptaron reubicarse la primera semana, seguidos por 130 más en días posteriores. Sin embargo, un grupo se niega a moverse, argumentando que el Parque Rojo no es solo un lugar de trabajo, sino una comunidad.
Los comerciantes han pedido durante años la regularización de sus actividades en el parque. Desde 2023, exigían al Ayuntamiento un ordenamiento formal, pero no obtuvieron respuesta. Ahora, con el cierre, sienten que sus demandas fueron ignoradas. Carteles colgados en las mallas del parque reflejan su frustración: “No somos delincuentes, solo queremos trabajar” y “Sin solución, hay exclusión”.
La alcaldesa Verónica Delgadillo ha reiterado su compromiso con el diálogo, pero los avances son lentos. Mientras las obras continúan, los comerciantes reubicados intentan adaptarse a sus nuevos espacios. Para quienes aún no tienen una solución, la incertidumbre persiste. La situación en el Parque Rojo sigue siendo un reflejo de los desafíos para equilibrar el desarrollo urbano con las necesidades de la comunidad.

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Gobierno de Guadalajara mantiene diálogo con comerciantes del Parque Rojo tras protestas
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