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Daniel Noboa asume un nuevo mandato en Ecuador: cuatro años más al frente de un país en crisis

Este sábado 24 de mayo, Daniel Noboa juramentó como presidente de Ecuador para un nuevo periodo de cuatro años, tras su reelección en abril de 2025. La ceremonia, realizada en Quito, marcó el inicio de su primer mandato completo, luego de haber asumido el poder en 2023 para completar el periodo inconcluso de Guillermo Lasso. Noboa, de 37 años, se consolida como uno de los líderes más jóvenes en la historia del país.
El presidente, líder del Movimiento Acción Democrática Nacional, enfrenta un Ecuador sumido en múltiples desafíos. Durante su primer periodo de 18 meses, Noboa lidió con una escalada de violencia, una crisis energética y tensiones diplomáticas. Su gestión ha sido tanto aplaudida como cuestionada, especialmente por su enfoque de mano dura contra el crimen organizado.
En su discurso de posesión, Noboa destacó su compromiso con la seguridad y la estabilidad económica. Prometió fortalecer las fuerzas armadas y continuar su lucha contra las bandas criminales, a las que ha calificado como “terroristas”. También hizo énfasis en la necesidad de atraer inversión extranjera para reactivar la economía, afectada por la recesión en 2024.
La reelección de Noboa no estuvo exenta de controversia. Su principal rival, Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana, denunció un supuesto fraude electoral tras perder con el 44% de los votos frente al 56% de Noboa. Organismos internacionales, como la OEA, reconocieron los resultados, aunque señalaron irregularidades menores en el proceso.
Uno de los puntos más criticados de su gestión ha sido su relación con México, rota tras el asalto a la embajada mexicana en Quito en 2024 para detener al exvicepresidente Jorge Glas. Este incidente generó un litigio en la Corte Internacional de Justicia y críticas de gobiernos latinoamericanos, incluyendo el de México, que ha rechazado reanudar relaciones mientras Noboa esté en el poder.
En materia de seguridad, Noboa ha buscado apoyo internacional, incluyendo una propuesta para que tropas estadounidenses operen en Ecuador. Esta iniciativa, respaldada por el presidente Donald Trump, ha generado división entre quienes la ven como una solución a la violencia y quienes temen una injerencia extranjera.
La crisis energética también marcó su primer mandato, con apagones que afectaron a millones de ecuatorianos. Aunque Noboa prometió mejoras, el país aún enfrenta problemas estructurales en este sector. Su plan económico, basado en la inversión privada, busca revertir la contracción del PIB registrada en 2024.
El nuevo gabinete de Noboa incluye cambios clave, como el nombramiento de Sariha Moya como ministra de Economía y Finanzas. Sin embargo, las tensiones con su vicepresidenta, Verónica Abad, persisten. Abad, quien fue enviada a misiones diplomáticas en Israel y Turquía, ha denunciado un “exilio forzado” y persecución política.
A pesar de los retos, Noboa cuenta con el respaldo de sectores empresariales y militares, además de una mayor representación de su partido en la Asamblea Nacional. Su capacidad para cumplir sus promesas en seguridad, economía y estabilidad será crucial en un país polarizado y expectante.
El nuevo mandato de Noboa representa una oportunidad para consolidar su proyecto político, pero también un desafío en un contexto de alta violencia, tensiones diplomáticas y demandas sociales. Los próximos cuatro años definirán si logra transformar Ecuador o si las crisis lo superan.

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