Un hecho escalofriante sacude a Montemorelos, Nuevo León. Un camillero, conocido con el apodo de “El Chato”, fue brutalmente asesinado dentro de las instalaciones de la Clínica 11 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El ataque ocurrió en un lugar donde los ciudadanos esperan atención y protección, pero en cambio encontraron violencia.
Según reportes, dos sujetos armados irrumpieron en el hospital durante la madrugada. Llegaron en motocicleta, un modus operandi que refleja la audacia de los criminales en la región. Sin mediar palabra, dispararon en tres ocasiones contra el camillero, quien quedó gravemente herido.
A pesar de los esfuerzos del personal médico, “El Chato” no sobrevivió al ataque. Las balas lo alcanzaron en un espacio que debería ser seguro, dejando en shock a pacientes, trabajadores y familiares presentes en el lugar. Este crimen se suma a una ola de violencia que parece no dar tregua en Nuevo León.
La policía municipal acudió al lugar tras el reporte, pero los agresores ya habían huido. La escena fue acordonada mientras las autoridades iniciaban las investigaciones. Hasta el momento, no se han revelado avances significativos sobre la identidad de los responsables o los motivos detrás del asesinato.
Este no es un caso aislado en Montemorelos. Hace apenas unas semanas, un enfrentamiento entre policías y hombres armados dejó cuatro muertos en el municipio. La región citrícola, conocida por su tranquilidad en el pasado, enfrenta ahora un aumento alarmante de hechos violentos que mantienen a la población en zozobra.
El IMSS, por su parte, no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre este crimen. La falta de respuesta de las autoridades federales y estatales solo alimenta la percepción de que la inseguridad está fuera de control. Los ciudadanos se preguntan: ¿quién garantiza la seguridad en un hospital?
La muerte de “El Chato” no solo es una tragedia personal, sino un reflejo de la grave crisis de seguridad que azota al país. Los hospitales, considerados refugios para la salud, se están convirtiendo en escenarios de violencia. La impunidad parece ser la constante, mientras las familias exigen justicia.
Este ataque pone en evidencia la vulnerabilidad de los espacios públicos en México. La ciudadanía de Montemorelos vive con miedo, y la confianza en las instituciones se desvanece. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo seguirá esta escalada de violencia sin una respuesta efectiva del gobierno?