México y el gobierno de Claudia Sheinbaum han anunciado con bombo y platillo una nueva alianza con Italia, pero detrás de los discursos grandilocuentes, ¿qué tan efectiva será esta colaboración? En un evento en el Museo Nacional de Antropología, el canciller Juan Ramón de la Fuente y el ministro italiano Antonio Tajani firmaron un acuerdo que promete fortalecer la defensa del patrimonio cultural y frenar el tráfico ilícito de piezas arqueológicas. Sin embargo, con un gobierno que suele priorizar la propaganda sobre los resultados, queda la duda de si esto será un avance real o solo otra cortina de humo.
El acuerdo busca consolidar una cooperación que, según las autoridades, ya ha dado frutos. Desde 2018, Italia ha devuelto a México más de 2,000 piezas arqueológicas, incluyendo 101 objetos recientemente entregados, pertenecientes a culturas como la teotihuacana y zapoteca. Estas piezas, muchas de ellas saqueadas, representan una parte invaluable de la historia mexicana. Pero mientras el gobierno celebra estas restituciones, no menciona los miles de bienes que aún están en el extranjero, ni los recursos limitados que se destinan a su recuperación.
La colaboración entre México e Italia no es nueva. Desde hace años, el Comando de Carabineros para la Protección del Patrimonio Cultural de Italia ha trabajado con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Este cuerpo especializado ha sido clave en operativos que han frustrado subastas ilegales en Europa. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿por qué el gobierno mexicano no ha fortalecido sus propias instituciones, como el INAH, para liderar estas tareas en lugar de depender tanto de aliados extranjeros?
El canciller De la Fuente destacó que esta alianza también incluye programas de investigación conjunta y eventos académicos para promover el patrimonio cultural. Suena bien en el papel, pero el presupuesto del INAH ha sido recortado año tras año bajo la administración de Morena. ¿Cómo planea el gobierno financiar estas ambiciosas iniciativas si las instituciones culturales están en crisis? La falta de claridad sobre los recursos destinados a este acuerdo levanta sospechas sobre su viabilidad.
Por su parte, Italia parece comprometida con la causa. El ministro Tajani aseguró que su país seguirá apoyando a México en la lucha contra el tráfico ilícito, un problema que afecta a ambas naciones. Italia, con su experiencia en la protección de bienes culturales, ha implementado estrategias que México podría emular. Pero mientras el gobierno de Sheinbaum se jacta de esta alianza, no aborda los problemas internos, como la corrupción en aduanas que facilita el saqueo de piezas arqueológicas.
El evento en el Museo Nacional de Antropología fue un despliegue de simbolismo. Las piezas devueltas, exhibidas como trofeos, son un recordatorio de la riqueza cultural de México, pero también de las fallas en su protección. El gobierno presume estas victorias diplomáticas, pero evade hablar de los sitios arqueológicos en el país que sufren abandono o están amenazados por proyectos como el Tren Maya. ¿Es esta alianza un esfuerzo genuino o solo una estrategia para desviar la atención de los problemas internos?
La narrativa oficial insiste en que México está colocando el tema del tráfico ilícito en la agenda global. Sin embargo, la campaña “Mi Patrimonio No Se Vende” ha sido más un eslogan que una política efectiva. Mientras el gobierno se llena la boca con discursos sobre la grandeza de México, las comunidades indígenas, guardianas de gran parte de este patrimonio, siguen sin recibir el apoyo necesario para preservar su legado.
Este acuerdo con Italia podría ser un paso en la dirección correcta, pero sin un compromiso real del gobierno federal para fortalecer las instituciones culturales y combatir la corrupción, los resultados serán limitados. La protección del patrimonio no se logra solo con firmas y fotos, sino con acciones concretas. Por ahora, la alianza con Italia parece más una maniobra para mejorar la imagen de la administración que un plan sólido para salvar la herencia cultural de México.
La devolución de piezas arqueológicas es un logro que no debe minimizarse, pero tampoco debe exagerarse. México necesita más que gestos diplomáticos; requiere una estrategia integral que incluya inversión en el INAH, mayor vigilancia en sitios arqueológicos y una lucha frontal contra las redes de tráfico ilícito. Mientras eso no ocurra, cualquier alianza, por más prometedora que parezca, se quedará en buenas intenciones.
La historia de México no puede seguir siendo subastada en el extranjero ni abandonada en casa. Si el gobierno de Sheinbaum quiere demostrar que esta alianza con Italia es más que un espectáculo mediático, deberá respaldarla con hechos, no con palabras. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo veremos resultados reales en la defensa de nuestro patrimonio?

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México e Italia unen fuerzas para proteger el patrimonio cultural y combatir el tráfico ilícito
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