Un macabro descubrimiento conmociona a Chihuahua. Esta mañana, trabajadores de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) encontraron un cuerpo sin vida en un pozo de aguas negras dentro de la planta tratadora operada por la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS). El hallazgo, ocurrido en la ciudad de Cuauhtémoc, ha desatado preguntas sobre la seguridad y el manejo de estas instalaciones.
El cuerpo, según reportes iniciales, fue localizado en la tubería del colector de drenaje, un área crítica de la planta. Las autoridades aún no han determinado la causa de la muerte ni la identidad de la persona. Lo que sí se sabe es que el cadáver estaba envuelto en plástico negro, lo que ha generado especulaciones sobre si fue colocado intencionalmente o si se trata de un accidente.
La planta tratadora de Cuauhtémoc, diseñada para procesar aguas residuales y evitar la contaminación de ríos y mantos acuíferos, ahora se encuentra en el centro de una investigación. Este no es el primer caso de este tipo en la región, donde cuerpos han sido hallados en instalaciones similares, lo que pone en duda la vigilancia y los protocolos de seguridad en estos sitios.
La policía municipal y elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) acudieron al lugar tras el reporte. Personal de Servicios Periciales y del Servicio Médico Forense (Semefo) se encargó de recolectar evidencias. Sin embargo, hasta el momento, no se han encontrado casquillos ni otros indicios que apunten a un crimen violento, aunque la investigación sigue en curso.
Este incidente se suma a una serie de eventos inquietantes en Chihuahua, donde la violencia no da tregua. La presencia de cuerpos en lugares como plantas tratadoras o canales de aguas residuales ha sido una constante en los últimos años, lo que refleja la gravedad de la crisis de inseguridad en el estado.
Vecinos de la zona expresan su preocupación. La planta tratadora, que debería ser un espacio seguro y dedicado al saneamiento, ahora es escenario de un suceso perturbador. Muchos se preguntan cómo es posible que un cuerpo termine en un lugar de acceso restringido sin que nadie lo detecte a tiempo.
Las autoridades estatales no han emitido un pronunciamiento oficial sobre las medidas que tomarán para reforzar la seguridad en estas instalaciones. La falta de claridad solo alimenta la incertidumbre entre la población, que exige respuestas y acciones concretas para frenar estos incidentes.
Mientras la investigación avanza, el hallazgo en la planta de la JCAS pone en evidencia los retos que enfrenta Chihuahua en materia de seguridad. La pregunta sigue en el aire: ¿cómo llegó ese cuerpo ahí y qué falló para que esto ocurriera?