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Las presas de Nuevo León en riesgo: ¿Qué pasa con el agua tras las lluvias?

Las recientes lluvias en Nuevo León han traído un respiro a las presas del estado, pero los niveles de almacenamiento siguen generando preocupación. Según datos de la Comisión Nacional del Agua, las tres principales presas de la entidad presentan una ligera disminución en sus niveles, a pesar de las precipitaciones registradas en las últimas semanas. La situación pone en alerta a las autoridades y a la población, que aún recuerda la crisis hídrica de años recientes.
La presa Cerro Prieto, ubicada en el municipio de Linares, es la que mantiene un nivel más alto, pero no está exenta de problemas. Actualmente registra un 108.5 por ciento de su capacidad, lo que indica que está por encima de su Nivel de Aguas Máximas Ordinarias. Este exceso de agua ha obligado a realizar desfogues controlados para evitar desbordamientos que puedan afectar a las comunidades cercanas.
Por su parte, la presa El Cuchillo, en el municipio de China, reporta un 95.7 por ciento de llenado. Aunque este nivel es elevado, expertos advierten que la evaporación, combinada con la extracción para abastecer a la zona metropolitana de Monterrey, podría reducir significativamente sus reservas en los próximos meses. La dependencia de esta presa para el suministro de agua en la región es crítica.
La presa La Boca, en Santiago, es la que presenta una situación más delicada. Con un 82.3 por ciento de su capacidad, ha experimentado una disminución constante en las últimas semanas. Este embalse, además de ser clave para el suministro de agua, es un atractivo turístico importante, lo que aumenta la urgencia de mantener sus niveles estables.
Las lluvias recientes, aunque intensas en algunos puntos, no han sido suficientes para revertir el déficit hídrico que arrastra Nuevo León desde hace años. La tormenta tropical Alberto, que impactó en 2024, dejó un aumento significativo en los niveles de las presas, pero los efectos no han sido duraderos. La falta de un plan integral para la conservación del agua preocupa a los especialistas.
El gobierno estatal, encabezado por Samuel García, ha destacado las acciones implementadas para enfrentar la sequía, como la construcción de la presa Libertad. Sin embargo, esta obra, que aún no está concluida, solo registra un 20.1 por ciento de llenado. Las autoridades estiman que estará completamente operativa en mayo de 2025, pero su impacto aún es limitado.
La ciudadanía de Nuevo León permanece atenta a las condiciones climáticas, especialmente ante la llegada de una nueva ola de calor que podría agravar la situación. Los pronósticos meteorológicos no son alentadores, con una disminución en las precipitaciones esperadas para los próximos meses, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de los embalses.
Expertos en recursos hídricos advierten que, sin una estrategia efectiva para el manejo del agua, el estado podría enfrentar una nueva crisis en el mediano plazo. La evaporación, el consumo excesivo y la falta de lluvias constantes son factores que mantienen a las presas en una situación vulnerable.
Mientras tanto, las autoridades locales han intensificado el monitoreo de los embalses y han hecho un llamado a la población para usar el agua de manera responsable. La experiencia de años anteriores, cuando la sequía dejó a miles sin suministro, sigue siendo un recordatorio de la importancia de cuidar este recurso.
La situación de las presas en Nuevo León refleja un equilibrio frágil. Aunque las lluvias han ayudado, el panorama sigue siendo incierto, y la gestión del agua será clave para evitar problemas mayores en el futuro.

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