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Hace 45 años, una simple pizza inspiró un ícono que cambiaría los videojuegos para siempre. El 22 de mayo de 1980, Pac-Man debutó en una máquina arcade en Shibuya, Tokio, y desde entonces se convirtió en un fenómeno global. Creado por Toru Iwatani para Namco, este juego sencillo pero adictivo rompió moldes al atraer a un público diverso, incluyendo a mujeres, algo poco común en la época.

La idea detrás de Pac-Man nació en un momento de genialidad. Iwatani, mientras comía pizza, vio la forma de un círculo con un pedazo faltante y visualizó al personaje que devoraría puntos en un laberinto. Su objetivo era claro: crear un juego no violento, colorido y accesible, alejado de los títulos de guerra o deportes que dominaban el mercado. El resultado fue un éxito rotundo.
El nombre original, Puck-Man, se cambió a Pac-Man para evitar asociaciones vulgares en el mercado estadounidense. La pronunciación japonesa “paku” evocaba el sonido de una boca al comer, un concepto universal que conectó con jugadores de todas las edades. El juego se lanzó oficialmente en Japón en julio de 1980 y en Norteamérica en octubre, conquistando arcades en todo el mundo.
Pac-Man no solo fue un éxito comercial, sino un hito cultural. Con 293,822 máquinas vendidas entre 1981 y 1987, se ganó un récord Guinness como el videojuego arcade más exitoso de la historia. Su simplicidad, con un personaje amarillo comiendo puntos mientras esquiva fantasmas, capturó la imaginación de millones y marcó un antes y después en la industria.
Los fantasmas, Blinky, Pinky, Inky y Clyde, se convirtieron en íconos por derecho propio. Cada uno tiene una personalidad única: Blinky persigue sin descanso, Pinky embosca, Inky es impredecible y Clyde alterna entre atacar y huir. Este diseño dio profundidad al juego, haciéndolo más que un simple arcade.
El impacto de Pac-Man trascendió las arcades. En 2010, Google celebró su 30 aniversario con un doodle jugable que costó millones en productividad global por el tiempo que los usuarios pasaron jugando. Desde canciones hasta apariciones en películas y series, Pac-Man se incrustó en la cultura pop como pocos videojuegos lo han hecho.
Incluso en consolas modernas, Pac-Man sigue vigente. Títulos como Pac-Man Championship Edition y Pac-Man 256 demuestran que su fórmula sigue siendo relevante. El juego ha inspirado desde competencias mundiales hasta cameos en franquicias como Super Smash Bros. y Mario Kart.
Billy Mitchell, el mejor jugador de Pac-Man, logró en 1999 una partida perfecta con 3,333,360 puntos, un récord que lo consagró como leyenda. En 2009, Namco organizó un campeonato mundial, mostrando que el juego aún despierta pasiones entre nuevas generaciones.
A 45 años de su creación, Pac-Man no solo es un videojuego, sino un símbolo de creatividad e innovación. Su legado perdura en la forma en que los videojuegos se convirtieron en una forma de entretenimiento universal, uniendo a personas de todas las edades y culturas.
Desde aquella pizza en Tokio hasta los récords mundiales, Pac-Man sigue devorando corazones. Su historia es un recordatorio de cómo una idea simple puede transformar el mundo del entretenimiento y dejar una huella imborrable.

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