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Escándalo en el Senado: Noroña obliga a ciudadano a disculparse públicamente

En un hecho sin precedentes, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, obligó al abogado Carlos Velázquez a ofrecer una disculpa pública desde la sede de la Cámara Alta. El acto, transmitido en las redes oficiales del Senado, ha desatado una ola de críticas por el uso del poder legislativo para presionar a un ciudadano.
El conflicto comenzó en septiembre de 2024, cuando Velázquez y Noroña protagonizaron una discusión en una sala VIP del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Según reportes, el abogado insultó al senador morenista y, según Noroña, intentó agredirle físicamente y arrebatarle su celular.
Tras el altercado, Noroña no dudó en usar su influencia como presidente del Senado. Ordenó al área jurídica de la Cámara Alta presentar una denuncia penal contra Velázquez en la Fiscalía General de la República. La amenaza de un proceso legal llevó al abogado a retractarse públicamente.
En su disculpa, Velázquez reconoció que sus palabras y acciones fueron “inaceptables” y afirmó que no reflejan sus valores. Sin embargo, el acto público, realizado en el Senado, ha sido señalado como un exceso de poder. Legisladores de oposición lo calificaron de prepotente y humillante.
La senadora panista Lilly Téllez no escatimó en críticas. En sus redes sociales, llamó a Noroña “ridículo, miserable y prepotente”, asegurando que humillar a un ciudadano no compensa su falta de estatura política. Otros legisladores, como Jorge Triana, tacharon el episodio de “repulsivo”.
El caso también ha puesto en el ojo del huracán los principios de Morena. Apenas hace unas semanas, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó un decálogo que pedía a los funcionarios actuar con humildad. El acto de Noroña parece contradecir ese mensaje, generando cuestionamientos sobre la congruencia del partido en el poder.
La controversia no es nueva para Noroña, conocido por su estilo confrontacional. En meses pasados, ha sido criticado por su manejo de viáticos en viajes al extranjero y por enfrentamientos con estudiantes y opositores. Este nuevo episodio refuerza su imagen como un político que no teme usar su cargo para imponerse.
Mientras tanto, la opinión pública está dividida. En redes sociales, algunos usuarios han calificado el acto como un abuso de poder, mientras otros lo ven como una respuesta justificada ante una supuesta agresión. Lo cierto es que este incidente marca un precedente preocupante en el uso de las instituciones para dirimir conflictos personales.
La presidenta Sheinbaum, al ser cuestionada, señaló que Noroña debe explicar las razones detrás de este acto. Sin embargo, evitó condenarlo directamente, afirmando que la disculpa fue un acuerdo entre las partes. Sus palabras no han calmado las críticas, que siguen creciendo en el ámbito político y social.
Este episodio deja una pregunta en el aire: ¿hasta dónde puede llegar el poder de un político para exigir disculpas públicas? En un país donde las instituciones democráticas están bajo escrutinio, el caso de Noroña y Velázquez es un recordatorio de los riesgos de la prepotencia en el ejercicio del poder.

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