El pasado 20 de septiembre de 2024, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue escenario de un altercado que hoy culmina en una escena insólita. Carlos Velázquez de León, un abogado, se vio obligado a ofrecer una disculpa pública al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, tras agredirlo física y verbalmente en el Salón American Express de la Terminal 2. Lo que parecía un enfrentamiento más en la vida pública del polémico senador, terminó en un acto de conciliación transmitido en vivo por las redes oficiales del Senado.
El incidente ocurrió mientras ambos esperaban sus vuelos. Según Noroña, Velázquez no solo lo insultó, sino que le arrebató su celular y lo agredió físicamente. El senador, conocido por su estilo confrontacional, no dudó en presentar una denuncia penal y exigir una disculpa pública como condición para retirar los cargos. La presión surtió efecto, y Velázquez, visiblemente contrariado, acudió al Salón de Protocolos del Senado para cumplir con la exigencia.
En su disculpa, Velázquez reconoció que sus palabras y acciones fueron inaceptables. Afirmó que su comportamiento no refleja los valores que guían su vida personal ni profesional, y que actuó de manera impulsiva. Dirigiéndose directamente a Noroña, expresó que, como presidente del Senado, merece todo su respeto. Sin embargo, el tono forzado de sus palabras no pasó desapercibido, generando críticas sobre si la disculpa fue genuina o simplemente un trámite para evitar consecuencias legales.
Por su parte, Fernández Noroña aceptó la disculpa con un aire de superioridad. Declaró que el asunto quedaba finiquitado y llamó a trabajar por la paz y el pueblo, aunque no estrechó la mano de Velázquez ni mostró empatía alguna. Su actitud reforzó la percepción de que el senador, ahora en una posición de poder, no pierde oportunidad para imponerse sobre quienes lo desafían, incluso en conflictos menores.
El episodio ha desatado una ola de críticas en redes sociales. Muchos consideran que Noroña abusó de su influencia al obligar a un ciudadano a disculparse públicamente por un altercado personal. Otros, sin embargo, defienden al senador, argumentando que nadie debería agredir a una figura pública sin enfrentar consecuencias. La transmisión del acto por los canales oficiales del Senado solo avivó el debate, con cuestionamientos sobre el uso de recursos públicos para un asunto que parece más personal que institucional.
Este no es el primer roce de Noroña en espacios públicos. En 2022, denunció haber sido “embestido” por otra persona en el mismo aeropuerto, un incidente que también generó controversia. Su historial de confrontaciones, tanto en el ámbito político como en la vida cotidiana, lo mantiene como una figura polarizante, amada por unos y rechazada por otros.
El caso también pone en la mira a Morena, el partido de Noroña. La facilidad con la que el senador utilizó su posición para exigir una disculpa pública refuerza las críticas sobre el uso discrecional del poder por parte de figuras cercanas al oficialismo. Mientras tanto, Velázquez, quien afirmó mantener un compromiso con el diálogo y la justicia, queda en el centro de la controversia, con su reputación profesional en entredicho.
El incidente, aunque menor en comparación con los grandes problemas del país, refleja las tensiones de una sociedad dividida. La imagen de un ciudadano obligado a disculparse ante un político en una transmisión oficial deja un sabor amargo. En un contexto de inseguridad y desigualdad, este tipo de espectáculos públicos solo alimentan la percepción de que el poder sigue siendo un privilegio para unos pocos.

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