En un nuevo capítulo de indiferencia, el gobierno federal parece haber olvidado a las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos. Gabino Gómez, activista y defensor de los derechos humanos, ha denunciado la falta de acción y compromiso de las autoridades para atender esta crisis que afecta a miles en el país.
Gómez, conocido por su incansable lucha, señaló que las promesas de la presidenta Claudia Sheinbaum no son más que palabras vacías. Según el activista, las medidas anunciadas por el gobierno para abordar las desapariciones ya están contempladas en leyes existentes, lo que demuestra un desconocimiento profundo del problema.
El activista recordó que durante la campaña presidencial intentó acercarse a Sheinbaum para dialogar sobre esta tragedia, pero nunca fue recibido. Ahora, como presidenta, la situación no ha cambiado: los colectivos de familias siguen sin ser escuchados, y las audiencias solicitadas han sido ignoradas.
Gómez también criticó el Mecanismo de Identificación Forense, que fue desmantelado por el propio gobierno. Un centro en Morelos, creado para identificar restos, nunca operó y el equipo se perdió, dejando a las familias sin respuestas y sin justicia.
Otro punto que destacó fue la ineficiencia de la Comisión Nacional de Búsqueda, cuya titular, según Gómez, se limita a dar discursos sin resultados concretos. Esta falta de acción agrava el dolor de quienes viven con la incertidumbre de no saber dónde están sus seres queridos.
El activista no se guardó nada al calificar de “inútil” al subsecretario de Derechos Humanos, Arturo Medina, por su incapacidad para atender las demandas de los colectivos. Las puertas de la Secretaría de Gobernación permanecen cerradas para quienes buscan soluciones.
A pesar de algunos hallazgos, como un rancho ligado a casos de desaparición, Gómez insiste en que la respuesta del gobierno es insuficiente. La crisis de desapariciones sigue creciendo, mientras las autoridades parecen más interesadas en la retórica que en los hechos.
La voz de Gabino Gómez resuena como un recordatorio de que las familias no descansarán. Su lucha sigue siendo un grito de justicia frente a un gobierno que, según él, prefiere mirar hacia otro lado mientras el país se desangra.