El rastro no cuenta con el registro como Gran Generador de Residuos de Manejo Especial, un documento obligatorio emitido por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial. Este requisito es clave para garantizar que los desechos se manejen de forma adecuada y no representen un riesgo para el entorno.
Durante la visita de las autoridades, el personal del rastro no presentó la cédula de operación anual ni un plan de manejo de residuos. Además, no se mostraron comprobantes que acrediten la correcta disposición de los desechos generados en el lugar.
La inspección reveló que el rastro incumple con los artículos 43 y 44 del Reglamento de la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Estas normativas establecen las obligaciones para minimizar el impacto ambiental de actividades como la del rastro.
La clausura parcial implica que ciertas operaciones del rastro quedan suspendidas hasta que se corrijan las irregularidades. Las autoridades colocaron cinta delimitadora y sellos para garantizar que no se realicen actividades no autorizadas en el sitio.
Este caso pone en evidencia los problemas de gestión ambiental en el municipio. La falta de cumplimiento en el rastro puede generar contaminación del suelo y agua, afectando a las comunidades cercanas.
Juanacatlán ha enfrentado en el pasado señalamientos por contaminación, especialmente por empresas tequileras que manejan mal sus residuos. Ahora, el rastro municipal se suma a la lista de instalaciones que no cumplen con las normas ambientales.
La Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente señaló que seguirá vigilando el cumplimiento de las normativas. La reapertura del rastro dependerá de que las autoridades municipales implementen las medidas correctivas necesarias.
Este incidente destaca la importancia de una gestión responsable de los residuos en instalaciones municipales. La protección del medio ambiente debe ser una prioridad para evitar daños a largo plazo en la región.