En un mensaje que resonó en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV celebró su primera misa oficial como líder de la Iglesia Católica, marcando el inicio de su pontificado. Ante más de 200,000 fieles y delegaciones de 150 países, el nuevo pontífice llamó a la unidad para enfrentar los males del mundo moderno. Su homilía, cargada de simbolismo, puso el foco en un mundo fracturado por conflictos y desigualdades.
El Papa, nacido en Chicago y con raíces peruanas, destacó la necesidad de una iglesia que sea un faro de esperanza. “Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, expresó. Sus palabras fueron un claro mensaje de inclusión en tiempos de polarización global.
León XIV no esquivó los problemas actuales. Denunció un modelo económico que “margina a los más pobres” y “explota” los recursos del planeta. Se refirió a la violencia, el odio y los prejuicios como heridas que aún persisten en la sociedad. Su crítica al sistema económico resonó como un llamado a repensar las prioridades globales.
Durante la ceremonia, el Papa recibió el palio y el Anillo del Pescador, símbolos de su autoridad pontificia. La misa comenzó con una oración ante la tumba de San Pedro, un gesto que subraya la conexión con la tradición de la Iglesia. Recorrió la plaza en el papamóvil, saludando a los fieles que lo aclamaban bajo un sol brillante.
El nuevo pontífice hizo un llamado a superar las divisiones internas de la Iglesia. Propuso tender puentes con otras religiones y ramas del cristianismo, promoviendo un espíritu de “comunión y fraternidad”. “En el único Cristo somos uno”, afirmó, invitando a trabajar por un mundo donde reine la paz.
Entre los asistentes destacaron figuras como los reyes de España, Felipe VI y Letizia, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La presencia de líderes mundiales reflejó la relevancia global del evento. León XIV saludó personalmente a cada delegación, incluyendo un emotivo encuentro con su hermano Luis, llegado desde Estados Unidos.
El Papa también rindió homenaje a su predecesor, Francisco, cuya muerte dejó un vacío entre los fieles. Recordó su legado de cercanía con los más vulnerables y su apuesta por una Iglesia sinodal, donde todos tengan voz. León XIV dejó claro que su pontificado buscará continuar esa visión, pero con su propio sello.
En su mensaje, el Papa enfatizó que el amor y la unidad serán los pilares de su liderazgo. “Esta es la hora del amor”, exclamó, citando la necesidad de una Iglesia misionera que no se encierre en sí misma. Su llamado a la acción fue claro: ser una “levadura” que transforme el mundo desde la fraternidad.
La ceremonia, que duró dos horas, culminó con un gesto significativo: el Papa se comprometió a no ser un líder solitario, sino un “fiel administrador” al servicio de la fe. Este domingo, León XIV tomará posesión de la basílica de San Juan de Letrán, completando los ritos iniciales de su pontificado.
Con un mensaje que combina espiritualidad y crítica social, León XIV se posiciona como una voz global en un mundo convulso. Su visión de una Iglesia unida y comprometida con la justicia promete marcar el rumbo de su pontificado.

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El Papa León XIV alza la voz: Una iglesia unida contra el odio y la explotación
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