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Cuatro laboratorios de fentanilo desmantelados en Chihuahua: la crisis de inseguridad no cede

En un nuevo capítulo de la lucha contra el narcotráfico en Chihuahua, las autoridades han desmantelado cuatro laboratorios clandestinos dedicados a la producción de fentanilo, una droga sintética que sigue causando estragos. Tres de estos centros operaban en Ciudad Juárez, mientras que el cuarto fue localizado en El Apache, sobre la carretera Chihuahua-Juárez. La operación, aunque significativa, pone en evidencia la magnitud del problema que azota al estado.
Los operativos fueron liderados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con apoyo de la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE). Según Jorge Armendáriz, vocero de Seguridad Pública Estatal, el primer laboratorio fue desactivado en febrero en un rancho de El Apache. Los otros tres, ubicados en distintos puntos de Ciudad Juárez, cayeron en meses posteriores, todos bajo el mando directo de la Sedena.
El hallazgo de estos laboratorios no es un hecho aislado. Las autoridades sospechan que podría existir un quinto laboratorio en la ciudad de Chihuahua, tras el decomiso de fentanilo en polvo, una forma poco común de encontrar esta sustancia. Este indicio, aunque no confirmado, refuerza la percepción de que el narcotráfico opera con una red extensa y bien establecida en la región.
Chihuahua, por su posición geográfica en la frontera, sigue siendo un punto clave para el trasiego de drogas. Armendáriz destacó que, a pesar de los esfuerzos, el tráfico de estupefacientes continúa siendo uno de los delitos más comunes en el estado. Los grupos delictivos, además, han diversificado sus actividades, incursionando en el tráfico de personas y armas, lo que complica aún más el panorama de seguridad.
El aumento en el consumo de fentanilo, mezclado con otras sustancias como cocaína o metanfetaminas, está generando una crisis de salud pública. En Chihuahua, se han registrado muertes por sobredosis, como el caso de una joven que falleció en la comandancia de la Policía Municipal tras consumir una mezcla letal. Estos incidentes reflejan la peligrosidad de esta droga y la urgencia de combatir su producción.
La colaboración entre las autoridades estatales y federales ha sido clave en estos decomisos, pero las cifras son alarmantes. La presencia constante de grupos criminales en la frontera demuestra que las estrategias actuales no logran frenar del todo el problema. Cada laboratorio desmantelado es un golpe al narcotráfico, pero también un recordatorio de lo arraigado que está en la región.
La situación pone en tela de juicio la efectividad de las políticas de seguridad en el estado. Mientras los operativos se multiplican, la producción y distribución de fentanilo no parecen disminuir. La sociedad chihuahuense enfrenta un desafío que va más allá de los decomisos: la necesidad de atacar las raíces de este problema, desde la prevención hasta el combate frontal contra los cárteles.
El desmantelamiento de estos cuatro laboratorios es solo una pieza de un rompecabezas mucho mayor. La pregunta que queda en el aire es cuánto tiempo más podrá Chihuahua resistir el embate de una crisis de inseguridad que parece no tener fin. Los ciudadanos esperan respuestas concretas y resultados que vayan más allá de las cifras oficiales.

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