La sequía que azota Chihuahua ha alcanzado niveles críticos, dejando a los ganaderos en una situación desesperada. Con el 62.6% del territorio estatal bajo condiciones de sequía excepcional, la más severa según la Comisión Nacional del Agua, los productores enfrentan pérdidas masivas de pastos y una escasez total de agua en presas, arroyos y pozos.
Ante esta emergencia, el coordinador distrital Pedro García Valenzuela, conocido como “Pichía”, ha anunciado la entrega de nuevos apoyos a partir de esta semana. Los insumos, como pacas de pastura y maíz rolado, buscan aliviar la presión sobre los ganaderos, quienes luchan por mantener con vida a sus hatos. En 2025, municipios como Janos han recibido 130 toneladas de pastura, casi el doble de lo entregado el año pasado.
Sin embargo, estos apoyos no son suficientes para resolver la crisis. La sequía, que comenzó en 2021 y podría extenderse hasta finales de 2025, ha devastado la producción agropecuaria. Los ganaderos advierten que sin lluvias significativas, el sector podría colapsar, afectando no solo su economía, sino también el abasto de alimentos en la región.
El gobierno estatal ha invertido mil millones de pesos en infraestructura hídrica y apoyos directos, pero la magnitud del problema requiere una intervención federal urgente. Expertos estiman que se necesitan al menos 2 mil millones de pesos adicionales para implementar medidas como sistemas de captación de agua y conservación de suelos.
A la sequía se suma otro golpe: el cierre de la frontera con Estados Unidos por el gusano barrenador, una plaga que ha frenado la exportación de ganado. Chihuahua, reconocido por la calidad de su ganado, enfrenta pérdidas millonarias, ya que el flujo de exportación ha caído drásticamente. Antes se exportaban más de 5 mil cabezas diarias; ahora, apenas mil 500 logran cruzar.
Los ganaderos han exigido al gobierno federal medidas inmediatas, como el cierre de la frontera sur para evitar la propagación de la plaga y la dispersión de moscas estériles para controlarla. Sin embargo, acusan a las autoridades de negligencia, señalando que la plaga, erradicada en 1991, resurgió por falta de controles sanitarios.
En este contexto, la fe también juega un papel. En una misa reciente, productores y sus familias pidieron la intercesión de San Isidro Labrador para que lleguen las lluvias. El sacerdote Alberto Soto destacó la importancia de mantener la esperanza, pero también advirtió que el trabajo sin un propósito mayor puede volverse estéril.
La situación en Chihuahua es un reflejo de la vulnerabilidad del sector agropecuario ante el cambio climático y la inacción gubernamental. Mientras los apoyos llegan a cuentagotas, los ganaderos enfrentan un futuro incierto, con la esperanza de que las lluvias regresen antes de que sea demasiado tarde.

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Crisis en Chihuahua: Ganaderos al borde del colapso por sequía extrema
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