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Arzobispo clama por paz y justicia en un México herido por la violencia

En un mensaje contundente, el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, hizo un llamado urgente a promover la paz y la justicia en un país marcado por la violencia. Durante la homilía dominical en la Catedral Metropolitana, el líder religioso no dudó en alzar la voz ante la crisis que azota a México, exigiendo un compromiso colectivo para sanar el tejido social.
Miranda Weckmann destacó que la violencia ha dejado heridas profundas en las comunidades, con víctimas que claman por consuelo y familias destrozadas por la inseguridad. Su mensaje fue claro: la paz no llegará sin un esfuerzo conjunto que priorice la justicia y la verdad. Criticó la indiferencia de algunos sectores ante el sufrimiento de los más vulnerables.
El arzobispo también puso énfasis en la responsabilidad de los gobernantes. Les pidió actuar con decisión para atender las necesidades de los más necesitados y trabajar por una mejor calidad de vida. En un tono firme, señaló que la prosperidad y el bienestar no pueden construirse sobre la desigualdad o la impunidad.
La homilía incluyó una súplica por las víctimas de la violencia, pidiendo oraciones para que encuentren alivio en medio de su dolor. El arzobispo subrayó que la Iglesia no permanecerá callada ante la crisis, reafirmando su compromiso con la defensa de la dignidad humana y la promoción de la paz social.
En un guiño a las palabras del Papa Francisco, Miranda Weckmann recordó la importancia de respetar la dignidad de cada persona. Advirtió que el egoísmo y la ambición desmedida son raíces de la discordia, instando a los fieles a vivir con valores de amor y solidaridad para contrarrestar la cultura de la violencia.
El mensaje del arzobispo no solo se dirigió a los feligreses, sino a toda la sociedad. Hizo un llamado a construir un México donde la justicia sea el cimiento de la convivencia, dejando claro que la indiferencia no es una opción. Su exhortación resonó como un recordatorio de que la paz requiere acción, no solo palabras.
La intervención de Miranda Weckmann llega en un momento crítico, con Chihuahua y otras regiones del país enfrentando un repunte de la inseguridad. Su discurso refleja la preocupación de la Iglesia por el deterioro del tejido social, un problema que, según el arzobispo, solo podrá resolverse con un cambio profundo en las actitudes y políticas públicas.
El arzobispo cerró su mensaje con una nota de esperanza, asegurando que, a pesar de los desafíos, la fe y el compromiso colectivo pueden transformar la realidad. Su llamado a la acción busca movilizar a la sociedad para que, desde cada trinchera, se trabaje por un futuro más justo y pacífico para México.

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