Costa Rica, conocida por su estabilidad democrática en América Latina, enfrenta una situación preocupante que enciende las alarmas. Daniel Zovatto, politólogo y codirector de RADAR LATAM 360, visitó recientemente el país y regresó con una percepción inquietante tras sostener diversas conversaciones y realizar observaciones directas.
Durante su visita, Zovatto notó un ambiente de creciente malestar. La imagen de Costa Rica como un oasis de democracia y respeto a los derechos humanos parece estar en entredicho. Factores como el discurso político y ciertas actitudes gubernamentales han generado preocupación entre observadores internacionales.
Uno de los puntos más alarmantes es el manejo de la libertad de prensa. En los últimos años, se han registrado actitudes que, según Zovatto, podrían interpretarse como intentos de restringir o deslegitimar el trabajo de los medios de comunicación. Estas acciones, aunque sutiles, son vistas como una amenaza a uno de los pilares fundamentales de cualquier democracia.
El politólogo también destacó el impacto de la polarización social. Costa Rica, que históricamente ha mantenido un clima de consenso, enfrenta ahora divisiones que podrían debilitar su cohesión social. Este fenómeno no es exclusivo del país, pero su presencia en un contexto tan estable resulta particularmente inquietante.
Otro aspecto que preocupa es la percepción de ineficacia en la resolución de problemas estructurales. Temas como la seguridad ciudadana y el manejo de la migración han generado críticas hacia el gobierno. La ciudadanía parece estar cada vez más frustrada ante la falta de respuestas claras y efectivas.
Zovatto subrayó que, a pesar de estos desafíos, Costa Rica aún tiene fortalezas significativas. Su tradición democrática y su compromiso con los derechos humanos son activos que el país debe proteger. Sin embargo, el deterioro paulatino de estas bases podría tener consecuencias graves si no se actúa a tiempo.
El análisis de Zovatto no busca ser alarmista, sino un llamado a la reflexión. Costa Rica enfrenta un momento crítico en el que las decisiones políticas y sociales definirán su rumbo. La comunidad internacional, que siempre ha visto al país como un modelo, observa con atención estos acontecimientos.
La situación en Costa Rica es un recordatorio de que ninguna democracia está exenta de riesgos. Los retos actuales demandan un esfuerzo colectivo para preservar los valores que han hecho de este país un referente en la región.