El transporte público en Nuevo León enfrenta una crisis sin precedentes. Según datos del INEGI, la distancia recorrida por los sistemas de transporte en la entidad cayó un alarmante 24.3% en 2024 respecto al año anterior. Este desplome refleja los problemas estructurales que afectan a los usuarios diariamente.
Monterrey, la principal metrópoli del estado, vio una reducción significativa en el uso del transporte público. En 2024, los sistemas de transporte movilizaron a solo 10 millones de pasajeros, una caída del 33.3% comparado con los 15 millones de 2023. El Sistema de Transporte Colectivo Metrorrey, que transportó a 9.8 millones de personas en 2023, registró apenas 5.9 millones en 2024.
A pesar de esta disminución en el número de usuarios, los kilómetros recorridos por las unidades aumentaron a 3.5 millones en 2024, frente a los 3 millones del año anterior. Esto sugiere que las rutas se han modificado, pero no han logrado satisfacer la demanda de los ciudadanos, quienes enfrentan un servicio cada vez más deficiente.
La crisis no es nueva. Desde hace años, el transporte público en Nuevo León ha sido criticado por su falta de eficiencia y cobertura. La llegada de nuevas unidades no ha sido suficiente para resolver los problemas, y muchas de ellas ya presentan fallas mecánicas. En 2025, el 58% de los 708 camiones adquiridos estaban fuera de servicio por mantenimiento o desperfectos.
El gobierno estatal, encabezado por Samuel García, ha prometido mejoras, pero los resultados son escasos. La reestructuración de rutas y la incorporación de tecnologías para información en tiempo real no han avanzado lo suficiente. Los usuarios siguen enfrentando tiempos de espera prolongados y unidades en mal estado.
Además, las tarifas no han dejado de aumentar. En 2025, el costo de los camiones urbanos alcanzó los 15 pesos, con un desliz mensual de 10 centavos que llevará la tarifa a 17 pesos para agosto de 2026. Este incremento ha generado inconformidad, pues los ciudadanos consideran que el servicio no justifica el precio.
La falta de un plan integral de movilidad urbana agrava la situación. Aunque se han propuesto proyectos como la ampliación de la Línea 5 del Metro y nuevas rutas de Transmetro, la implementación es lenta. Los municipios periféricos, en particular, sufren por la escasez de transporte adecuado.
La crisis de movilidad también tiene un impacto ambiental. Con menos personas utilizando el transporte público, el uso de vehículos particulares ha aumentado, lo que contribuye a la contaminación y al tráfico en la zona metropolitana de Monterrey. Las autoridades no han logrado incentivar el uso de sistemas más sostenibles.
Mientras tanto, los ciudadanos de Nuevo León enfrentan el día a día con un sistema de transporte que no cumple con sus necesidades. La promesa de un servicio eficiente y accesible parece cada vez más lejana, y la paciencia de los usuarios se agota.

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Transporte público en Nuevo León se desploma: 24.3% menos distancia recorrida, revela INEGI
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