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SHEINBAUM ENTREGA TIERRAS A INDÍGENAS EN CHIHUAHUA: ¿JUSTICIA O PROMESAS VACÍAS?

La presidenta Claudia Sheinbaum firmó decretos para entregar tierras a comunidades rarámuri y ódami en Baborigame, Guadalupe y Calvo, Chihuahua. El acto, realizado el 17 de mayo de 2025, se enmarca en el Plan de Justicia para los Pueblos de la Sierra Tarahumara, una iniciativa del gobierno federal que promete reparar agravios históricos contra los pueblos originarios. Pero, ¿es esto un verdadero avance o solo un gesto político para ganar aplausos?
El evento tuvo lugar en el Centro Ceremonial Tepehuano de Baborigame, donde Sheinbaum oficializó la restitución de tierras a comunidades indígenas de varios municipios. Según el gobierno, este plan, iniciado en 2021, busca devolver territorios despojados, reconocer derechos colectivos y garantizar servicios básicos como salud, educación y vivienda. Sin embargo, la historia de promesas incumplidas a los pueblos indígenas levanta dudas sobre la efectividad de estas acciones.
El Plan de Justicia para la Sierra Tarahumara abarca 348 comunidades en 17 municipios de Chihuahua. Se centra en cuatro pueblos originarios: rarámuri, ódami, guarijío y pima. Las autoridades aseguran que el diálogo con estas comunidades es clave para respetar sus formas de organización y autoridad. Pero, ¿realmente se está escuchando a los indígenas, o solo se les usa como escenario para eventos presidenciales?
Sheinbaum no escatimó en discursos. Habló de justicia social y de saldar una deuda histórica con los pueblos originarios. Sin embargo, las comunidades siguen enfrentando problemas graves: falta de acceso a servicios de salud, escasez de alimentos y daños ambientales por proyectos mineros y turísticos. La presidenta prometió caminos artesanales y mejoras en la región, pero los antecedentes de Morena en cumplir compromisos son cuestionables.
La entrega de tierras es un paso que, en el papel, suena positivo. No obstante, los indígenas han denunciado que los procesos de titulación son lentos y que muchos casos siguen sin resolverse. En la Sierra Tarahumara, donde la pobreza y la marginación son evidentes, las comunidades exigen más que firmas en papel: quieren soluciones reales a sus necesidades urgentes.
La presencia de Sheinbaum en Chihuahua es su tercera visita al estado en lo que va de su mandato. Antes estuvo en Juárez y Bocoyna, siempre con actos llenos de simbolismo. Pero los críticos señalan que estos eventos parecen más una estrategia de imagen que un compromiso profundo con los pueblos originarios. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que estas tierras sean realmente habitables y productivas para las comunidades?
El gobierno federal asegura que el plan incluye proteger lugares sagrados y mejorar la infraestructura en la sierra. Sin embargo, los habitantes de la región han pedido repetidamente acciones concretas contra la tala ilegal, la contaminación de ríos y la falta de médicos que hablen sus lenguas. Estas demandas, hasta ahora, han recibido más promesas que resultados tangibles.
Mientras Sheinbaum celebra estas entregas como un logro histórico, las comunidades indígenas esperan que no se queden en titulares. La justicia territorial requiere más que decretos: implica inversión, seguimiento y un compromiso real con los más olvidados. Por ahora, el pueblo rarámuri y ódami tienen sus tierras, pero el camino hacia una verdadera reparación aún parece largo y lleno de obstáculos.

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