Una adolescente de 17 años ha sido señalada como la figura más cruel en un perturbador caso de secuestro y tortura en Ciudad Juárez, Chihuahua. Durante una audiencia reciente, un sobreviviente relató cómo la joven, descrita como “la más sanguinaria”, lideraba actos de violencia extrema contra las víctimas. Los hechos ocurrieron en una vivienda de la colonia Manuel Valdez, donde dos hombres fueron retenidos bajo condiciones inhumanas.
El testimonio del sobreviviente expuso detalles escalofriantes. La menor, según el relato, no solo participaba en las agresiones, sino que mostraba una actitud sádica, proponiendo el uso de una máquina eléctrica para torturar a los secuestrados. Incluso se mencionó que adquirió guantes de látex para llevar a cabo sus actos, lo que ha generado conmoción en la comunidad y entre las autoridades.
El caso involucra a un grupo de seis personas, incluyendo a la adolescente, un joven de 17 años y cuatro adultos. Todos enfrentan cargos por secuestro, tortura y, presuntamente, homicidio. En la casa ubicada en la calle Ramón Rayón, las víctimas fueron golpeadas y retenidas mientras intentaban realizar un encargo relacionado con un paquete de marihuana. Lo que comenzó como un “jale” rutinario se convirtió en una pesadilla.
Uno de los secuestrados relató cómo el ambiente en la casa era de terror constante. Mientras el adolescente varón los amenazaba, otro de los acusados, Pedro Antonio, intentaba calmarlos asegurando que pronto serían liberados. Sin embargo, la situación se tornó aún más oscura cuando una de las víctimas, identificada como R.A., desapareció. El sobreviviente presume que fue asesinada, ya que escuchó a los captores hablar de deshacerse de “el paquete”.
La adolescente, según el testimonio, jugó un papel central en las decisiones más violentas. En un momento, se le escuchó preguntar si ya habían arrojado el cuerpo a una alcantarilla o lo habían colocado en una camioneta. Estas declaraciones han llevado a las autoridades a profundizar en el perfil psicológico de la joven, quien ha despertado el interés de instituciones educativas para estudios criminológicos.
El líder del grupo, conocido como “El Élite”, permanece prófugo. Las órdenes en la casa eran transmitidas por teléfono a través de Cristian Raciel, uno de los detenidos. Las autoridades revelaron que los secuestradores enfrentaron problemas para deshacerse del cuerpo debido a que la camioneta que planeaban usar tenía reporte de robo, lo que complicó sus planes.
La Fiscalía General del Estado ha calificado el caso como uno de los más graves en la región, destacando la participación de menores en actos de extrema violencia. La detención de los seis acusados se logró tras un operativo en el que una de las sospechosas, Diana Guadalupe, resultó herida de bala. La persecución incluyó disparos y una intensa movilización policial en la colonia Manuel Valdez.
Este caso pone en evidencia los crecientes problemas de inseguridad en Chihuahua, donde la participación de jóvenes en actividades delictivas de alto impacto sigue en aumento. Las autoridades locales enfrentan críticas por la falta de estrategias efectivas para prevenir que menores se involucren en el crimen organizado, mientras la ciudadanía exige respuestas ante la ola de violencia que azota la región.
La audiencia ha dejado al descubierto una red criminal que operaba con frialdad y brutalidad. Los testimonios de los sobrevivientes serán clave para determinar las penas de los acusados, aunque la participación de menores complica el proceso judicial. La sociedad juarense permanece en estado de alerta ante la gravedad de los hechos.
Mientras el caso avanza, las preguntas sobre cómo una adolescente pudo llegar a tales niveles de crueldad persisten. Este episodio refuerza la urgencia de abordar las causas de la violencia en el estado, desde la descomposición social hasta la influencia del crimen organizado en las nuevas generaciones.