Una fiesta clandestina en la colonia Guerrero de la Ciudad de México se salió de control, dejando un saldo de al menos cinco menores de edad intoxicados. El evento, que reunió a casi 800 jóvenes, muchos de ellos menores, se llevó a cabo en un inmueble sin las medidas de seguridad adecuadas, lo que desató una intervención policial tras las denuncias de los vecinos.
La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, informó que las autoridades locales actuaron rápidamente para evitar una tragedia mayor. La fiesta, que se realizaba en un espacio conocido como “La Bóveda”, no contaba con salidas de emergencia ni ventilación adecuada, lo que ponía en riesgo la vida de los asistentes. La falta de supervisión y el descontrol fueron evidentes.
Según los reportes, los menores intoxicados presentaron síntomas graves, presuntamente por el consumo de bebidas adulteradas o sustancias desconocidas. Paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas atendieron a los afectados, algunos de los cuales requirieron traslado a hospitales. La gravedad de los casos encendió las alarmas sobre la seguridad en este tipo de eventos.
El operativo, encabezado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Policía Auxiliar Orión, logró desalojar el lugar. Sin embargo, la magnitud del evento sorprendió a las autoridades: el inmueble estaba abarrotado, superando por mucho su capacidad. Los vecinos reportaron ruidos excesivos y comportamientos sospechosos que los llevaron a alertar a las autoridades.
Este incidente pone en evidencia la creciente problemática de las fiestas clandestinas en la capital, donde los organizadores ignoran las regulaciones y exponen a los jóvenes a situaciones de alto riesgo. La falta de permisos y la venta de alcohol sin control son prácticas recurrentes que han generado preocupación en la ciudadanía.
Las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc anunciaron que investigarán a fondo las circunstancias del evento, incluyendo la posible responsabilidad de los organizadores. También se revisará si hubo omisiones por parte de las instancias encargadas de vigilar este tipo de actividades, que se han multiplicado en los últimos meses.
La intoxicación de los menores ha generado indignación entre los padres de familia, quienes exigen medidas más estrictas para evitar que este tipo de sucesos se repitan. La ausencia de adultos responsables durante la fiesta y el fácil acceso de los jóvenes a sustancias peligrosas son puntos que han avivado el debate público.
Este caso se suma a otros incidentes recientes en la Ciudad de México, como el ocurrido en un bar de la calle Madero, donde varios jóvenes también resultaron intoxicados por alcohol adulterado. La recurrencia de estos eventos refleja un problema estructural que las autoridades locales aún no han logrado controlar.
La sociedad civil y los habitantes de la colonia Guerrero han pedido mayor presencia policial y campañas de concientización dirigidas a los jóvenes. La proliferación de fiestas clandestinas, especialmente en zonas céntricas, ha convertido a la capital en un foco de atención por los riesgos que representan para la juventud.

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Fiesta clandestina en la CDMX termina en caos: cinco menores intoxicados en un evento descontrolado
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