En un operativo en la alcaldía Cuauhtémoc, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México capturaron a Alberto N, identificado como un operador clave de un grupo delictivo. La detención ocurrió tras labores de inteligencia que lo vinculan con actividades de narcomenudeo y violencia en la zona centro de la capital.
Alberto N, según las autoridades, está relacionado con Abdiel N, un presunto líder criminal que opera en la misma región. Este arresto pone en evidencia la persistencia de redes delictivas que operan con impunidad en una de las zonas más transitadas de la Ciudad de México.
Durante el operativo, se decomisaron sustancias ilegales, incluyendo varias dosis de lo que parece ser marihuana y cocaína, además de un arma de fuego. Estos hallazgos refuerzan la preocupación por la facilidad con que los grupos criminales acceden a armamento y distribuyen drogas en la capital.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana destacó que la captura de Alberto N es parte de un esfuerzo continuo por desmantelar células delictivas en la Ciudad de México. Sin embargo, la detención de un solo operador no parece suficiente para frenar la ola de violencia que azota a la Cuauhtémoc y otras alcaldías.
La colonia Morelos, donde se realizó el operativo, es conocida por ser un punto caliente de actividades ilícitas. Vecinos de la zona han denunciado en repetidas ocasiones la presencia de vendedores de droga y la falta de seguridad en las calles, lo que genera un clima de temor constante.
La relación entre Alberto N y Abdiel N sugiere que este grupo delictivo opera con una estructura organizada, lo que complica los esfuerzos de las autoridades para erradicarlo. Las investigaciones continúan para determinar el alcance de esta red y su impacto en la capital.
Mientras tanto, la ciudadanía sigue exigiendo acciones más contundentes para combatir la inseguridad. La detención de figuras como Alberto N, aunque relevante, no resuelve el problema de fondo: la creciente violencia que afecta a la Ciudad de México y la aparente incapacidad del gobierno para controlarla.
Este caso pone en el reflector la urgencia de estrategias integrales que no solo se enfoquen en capturas individuales, sino en desarticular por completo las redes criminales. La Cuauhtémoc, como muchas otras zonas de la capital, merece vivir sin el miedo que imponen estos grupos delictivos.