En un operativo sorprendente en la Colonia Guerrero, Alcaldía Cuauhtémoc, las autoridades de la Ciudad de México clausuraron una fiesta ilegal que reunió a más de 800 jóvenes en condiciones de alto riesgo. El evento, realizado en el salón Unión y Concordia, ubicado en la Calle Magnolia 174, fue detectado tras reportes de emergencia que alertaban sobre una adolescente intoxicada en la vía pública.
Lo que encontraron las autoridades fue alarmante. El lugar, con una capacidad máxima de 450 personas según sus redes sociales, estaba abarrotado. Además, se hallaron grandes cantidades de bebidas alcohólicas y, de manera insólita, ataúdes utilizados como hieleras para almacenar hielo. Este descubrimiento dejó atónitos a los agentes y a la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien encabezó las acciones.
El operativo reveló condiciones de extrema inseguridad. Los extintores del lugar estaban caducos desde 1999, y no había rutas de evacuación claras, poniendo en peligro a los asistentes, muchos de ellos menores de edad. La falta de medidas de seguridad convirtió el evento en una trampa potencial ante cualquier emergencia.
Al menos tres jóvenes, incluida una menor, fueron atendidos en el lugar por síntomas de intoxicación. Una de las víctimas requirió traslado a un hospital debido a la gravedad de su estado. La Secretaría de Seguridad Ciudadana reportó que cuatro personas recibieron atención médica, lo que evidencia la magnitud del descontrol en la fiesta.
Un hombre de 51 años, identificado como el propietario del salón, fue detenido y puesto a disposición del Ministerio Público. Las autoridades lo investigan por su presunta relación con el delito de corrupción de menores, dado que muchos de los asistentes eran adolescentes en condiciones vulnerables.
La alcaldesa Rojo de la Vega señaló que se encontraron pruebas claras de venta de alcohol en el lugar. Imágenes obtenidas durante el operativo muestran botellas de licor y los ataúdes improvisados como hieleras, un detalle que ha generado indignación entre los vecinos de la zona.
La Fiscalía General de Justicia colocó sellos de aseguramiento en el salón, que ahora enfrenta una investigación por corrupción de menores. La clausura del evento se dio tras la rápida intervención de Protección Civil de Cuauhtémoc, que respondió a las llamadas de emergencia y evitó una tragedia mayor.
Este incidente pone en evidencia la proliferación de fiestas clandestinas en la capital, donde la falta de regulación y supervisión permite que se realicen eventos masivos sin las mínimas condiciones de seguridad. La Colonia Guerrero, una zona ya afectada por problemas de inseguridad, vuelve a ser el centro de atención por este escándalo.
Las autoridades han anunciado que revisarán si el salón Unión y Concordia contaba con los permisos necesarios para operar. Mientras tanto, los vecinos exigen mayor vigilancia para evitar que este tipo de eventos se repitan en el futuro.

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Autoridades clausuran megafiesta clandestina en la Colonia Guerrero con ataúdes usados como hieleras
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