Ulises Lara López, exencargado de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, ha sido nombrado delegado de la Fiscalía General de la República en Morelos. La designación, hecha por el fiscal general Alejandro Gertz Manero, ha levantado críticas por el historial polémico del funcionario, ligado al partido Morena.
Lara asumió el cargo en una ceremonia en las instalaciones de la FGR en Morelos, reemplazando a Hugo Bello Ocampo, quien estuvo en el puesto solo nueve meses. En redes sociales, el nuevo delegado expresó su agradecimiento a Gertz Manero, asegurando que trabajará por la justicia en el estado.
Durante su gestión en la Ciudad de México, Lara estuvo al frente de la fiscalía capitalina por un año, tras la salida de Ernestina Godoy. Su administración fue marcada por controversias, incluyendo cuestionamientos sobre su preparación académica y decisiones que generaron dudas sobre su capacidad para liderar.
En enero de 2024, Lara recibió su cédula profesional como licenciado en derecho, un hecho que desató críticas por la rapidez con la que obtuvo el título. Sus detractores señalan que su ascenso en cargos clave parece responder más a lealtades políticas que a méritos profesionales.
Morelos, un estado golpeado por la violencia y el crimen organizado, enfrenta ahora el desafío de una nueva gestión en la FGR. La llegada de Lara ocurre en un contexto donde la inseguridad sigue siendo una preocupación constante para los ciudadanos.
Organizaciones civiles y opositores han cuestionado el nombramiento, argumentando que la FGR requiere liderazgo con experiencia sólida y sin sombras de controversia. Las críticas se centran en la aparente preferencia de Morena por colocar a figuras afines en posiciones estratégicas.
Mientras Lara promete resultados, la ciudadanía de Morelos espera que su gestión marque una diferencia real en la lucha contra el crimen. Sin embargo, las dudas sobre su trayectoria persisten y alimentan el escepticismo sobre los verdaderos motivos detrás de su designación.
El nombramiento de Lara se suma a una serie de movimientos en la FGR que han generado debate sobre la independencia y eficacia de la institución. En un estado donde la justicia es una demanda urgente, el nuevo delegado tendrá que demostrar que está a la altura del reto.